Evadia lo que sentía
y recurría a actividades compulsivas,
para escapar de aquello que se negaba
a confrontar...
Gastaba hasta lo que no tenía,
para sentir un poco de alivio,
pero la herida crecía como gangrena
que pudre el alma.
Negaba sus sentimientos,
esquivaba su pensar,
sin detenerse a meditar,
que de uno mismo,
nadie se puede escapar.
Oxwell L’bu
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