viernes, 18 de septiembre de 2020

“Diálogos de enamorados”

 “Diálogos de enamorados I”

(Cita con el destino)

Ella sin otra expectativa, que la de pasar un buen momento y sin otro argumento del que sentir el corazón contento, llegó a aquel lugar.


El, un prófugo de la rutina, llegó sin planearlo,

con la única intención de darle una tregua a la soledad.


Ambos desconectados, en su propio mundo,

sin sospechar la existencia el uno del otro

y sin la más mínima intención de darle una

oportunidad al corazón.


Pero se miraron, sin mirarse, se presintieron

y aunque ambos mintieron, el destino,

sabía sobre la soledad de sus corazones

y ha empujones, los llevo al encuentro.


El la miró, pero al parecer

ella lo ignoro...Y sin embargo ella no le 

apartaba la mirada. Se sentía como una niña

impresionada, por ese algo que no comprendía.

El insistía y entre la muchedumbre la buscaba,

pero ella estaba acompañada.


Cualquier excusa para acercarse, era inexcusable,

lo único que le quedaba era el gesto amable

y sin embargo la acariciaba con la mirada.



“Diálogos de enamorados II”

(Dos extraños)

La noche era fría, pero tenía la magia y el encanto, de esas noches que no se repiten todos los años. El la miraba de reojo, como quien mira con un espejo, para no delatarse, para no que  fuera obvio, que no podía apartar sus ojos de ella.


Ella por su parte, con ese arte que tienen las mujeres, lo miraba, sin dejar evidencia, pero no podía  evitar esas chispitas de luz que se desprendían de sus ojos.


Ella bailaba, el la observaba, sin lograr descifrar, que relación guardaba ella, con quien le acompañaba.


Para más de alguien, fue evidente, que se acariciaban con la mirada, pues por más que trataban de disimular, ese brillo en la mirada los venía a delatar.


Si, eran dos extraños, que se conocían, pero no lo sabían, era un misterio de sus almas...

No era tan solo ese click de la atracción, era la certeza del corazón, para la cual no hay explicación.




***El vino de la vida***


 ***El Vino De La Vida***

El vino de la vida,
tiene un sabor dulcemente amargo
y sin embargo yo me empinaría
la botella, porque quiero briagarme
de ella.

He sentido el sabor amargo
que deja una despedida,
la hiel que segrega una traición 
y he sentido una herida en carne
viva aquí en mi corazón. 

Me he deleitado en la dulcura 
de un beso, ha quedado esa miel
en mi paladar al recordar,
que con intencidad, 
he podido amar.

Pero la vida, no nos
permite empinnos la botella,
para que siempre tengamos,
esa sed por ella...
Y descubramos que es bella.

He sufrido la resaca,
después de esas borracheras,
que uno se da cuando
se siente un bohemio,
aún siendo un abstemio.

En el amor, nunca he sido
un pica flot...
He sido como el ruiseñor,
que baila seduciendo a la flor,
para que esta lentamente al sentirce 
seducida habrá sus pétalos al amor
y me permita deleitarme tierna
y suavemente con su candor,
he levitando con el haroma del amor.

Yo soy como el ruiseñor,
que sin ser señor,
ha entrado al jardín 
y se ha extasiado ante
su sublime belleza,
pero siempre busca 
el vino que ha raudales
le ofrece esa flor temprana.
Oxwell L'Bu copyright 2015