lunes, 19 de octubre de 2020

***Asturias el inmigrante***


 ***Asturias el inmigrante***

Candente, candente, como
hiero ardiente y si se siente,
cuando de repente,
se deja la tierra donde se nació.

Y uno se va suspirando 
y esperando, un día regresar;
pero el tiempo le empieza a ganar
y entonces uno se vuelve
caudillo  de sus nostalgias.

Entonces le da por escribir,
con espejismos de realismo mágico,
sus nostalgias y empiezan a construirse
historia con las memorias,
propias y ajenas...

Y allí donde uno siempre es extranjero,
empiezan a florecer sus letras
y se vierten en frases majestuosas,
pobladas de aparecidos y fantasmas.

Y la pluma se empieza a nutrir,
con lo que se deja de sufrir,
porque el alma empieza a percibir,
ese mundo poblado de recuerdos,
donde cada personaje, se hecha encima
un perraje de colores de primavera.

Asturias el inmigrante,
escribe como golondrina,
su alma peregrina,
vuela y vuela proclamando
libertad y dando a conocer,
su idiosincrasia latina.
Oxwell L’bu copyrights 2020
#MiguelAngelAsturias

“Tras la huellas de Miguel Ángel”

 

“Tras Las Huellas De Miguel Ángel”

Desde niño pase por la que fue su casa, vi una placa en la entrada, pero aun no sabía leer… No crecí allí, pero aquel lugar siempre me fue recurrente, tenía un aire de misterio sin ser cementerio y a la vez una alegría que se disipaba en el viento.


En aquel tiempo a mí solo me interesaba retozar, jugar con mis amigos y echarnos una chamusca (el futbol de las calles), pero cuando me tocaba viajar en autobús de la Colonia al centro de la ciudad, en un viaje que duraba más de una hora, para ir al negocio de mi padre, en el camino iba pensando en las deliciosas champurradas que vendían en la panadería Las Victorias o en irme a comprar un trompo, en el Trompón (Una carpintería de barrio donde se fabricaban juguetes de madera y trompos de todos los tamaños) o ver las hermosas imágenes talladas en madera en las vitrinas de Don Julio Dubois y por supuesto pasar con mi padre al templo de San José a saludar al Nazareno, luego al llegar a su negocio, cruzarme la calle para ver las esculturas de formas caprichosas tan bien logradas con desechos de metal, principalmente de piezas de carros, los cuales se unían soldándolas para formas un Cristo,  un Quijote, un molino, un extra terrestre en fin o ir a ver como se imprimían los periódicos en el Grafico propiedad de Jorge Carpio Nicole y pedirle un semanario de bolsillo para ver las caricaturas que allí se imprimían.


Aquel era un barrio singular y por su cercanía al Cerrito del Carmen y la vieja Parroquia, compartía con este un cumulo de leyendas e historias sin publicar y por supuesto tenía sus fantasmas y aparecidos surgidos del realismo mágico con que se nutrió la pluma de Miguel Ángel Asturias.  En aquel barrio callado, se podían escuchar las voces del pasado, de un pasado que era próximo y aun uno se podía imaginar cómo fueron aquellos años en el  por esas calles camino y dejo su huella el célebre escritor.


Camine por esas calles, respire su realismo mágico, conocí a cada personaje, me espante con sus fantasmas, deguste de sus comidas y escuche más de una vez hablar de Asturias de boca de quienes lo conocieron, pero era muy niño para interesarme.  Fue hasta mis años de secundaria, por la asignación de una tarea, que me puse a investigar de él, indague en libros, pero me basto indagar en mis memorias, para escribir  una tarea que llamo la atención de mi maestro de Literatura ( Zea Ruano) quien me motivo a escribir pese a mis tropezones con la ortografía y al no entender mi caligrafía hasta que le ponía un espejo enfrente. 


Muchos años después, en mi primer viaje a Guatemala, luego de algún tiempo de nostálgica ausencia, volví a aquel barrio, barrio de mi padre y de alguna forma mía también y sentí la presencia del autor de Hombres de Maíz y lo vi retando al Señor Presidente con su Cara de Ángel.  No sé si ya nació o estará por nacer el próximo Miguel Ángel Asturias, lo que si se es que mi Guatebella aparte de fotogénica, es un país que nunca ha abandonado sus leyendas porque ellas son las historias, que los cronistas no incluyeron… Y como decía Don Héctor Gaitán (D.E.P.) “Te lo cuento, como me lo contaron” hay tanta riqueza en nuestros barrios, en nuestras calles que bastaría con sacudirles un poco el polvo, para que brillen como oro.

Oxwell L’bu copyright2014

#MiguelAngelAstiruas

#Nobeldeliteratura

Ojalá...

 ¡Ojalá! Las sombras de tus dudas sean disipadas por la luz de este sentimiento… ¡Ojala! Que los fantasmas de tus celos, sean eclipsados por la presencia…  ¡Ojala! Que la semilla de este sentimiento, encuentre en nuestro suelo, el abono que anticipe el florecimiento de este amor. 

Oxwell L’bu Copyright ©2013