jueves, 4 de abril de 2019

A Alberto Cortez

“Ese árbol y yo”
Desde niño escuche esa canción, que se hizo parte de mi generación, “Mi árbol y yo” esa canción que sonaba en cada estación y hasta en la escuela...

Nunca tuve la oportunidad  de estar en una de sus presentaciones, pero a base de tantos escucharlas me aprendí de memoria algunas de sus canciones, que en esos años de niñez me decían algo, algo que aún no llegaba a las latitudes del alma. Cuando me hice adolescente su música rodaba por mi mente y algunas vez tocaron mi corazón, como esa que habla de “En un rincón del alma” pues perdía la calma por conocer el amor. En mi juventud, algunas de sus canciones, fueron mi himno de batalla, canciones como: “Miguitas de ternura”, “Aparti de mañana”, “Pobrecito mi patrón “ entre tantas, porque eran cantos de un alma libre, cantos de esa aspiración.

Alberto Cortez, cuyas canciones, más que canciones, son poesía innata, coplas que dan serenata a la luna, versos con melodía que cantaron los mismo al amor y a la melancolía, frases sencillas pero cargadas de ese sentimiento que inmortaliza a las palabras cuando salen del alma...Alberto el árbol creció y creció y a todo un continente su sombra le dió.

Al llegar la madurez, viendo de reojo a la vejez, me doy cuenta qué hay canciones, atemporales, qué hay cantos que son universales, como sus canciones, que despiertan más que emociones y tocan el alma. Canciones como “Distancia” que para quienes hemos inmigrado adquiere dimensiones vivenciales y otras como esa que hable de “Cuando un amigo se va” se mete en las nostalgias de los recuerdos, cuando evocamos a los que se han ido.

Hoy me entero de su partida y no, no he querido escribir una nota póstuma o una especie de homenaje póstumo, los cuales no me gustan, sino más bien he dejado que mi sentir corra como un manantial hacia ese caudal del sentimiento universal.
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#Albertocortez