martes, 31 de mayo de 2011

"Cronicas del Primer Amor"

“Crónicas del Primer Amor”
Irreverentes y poco elocuentes los muchachos chuleaban alas patojas cuando pasaban por la esquina, envalentonados o precipitados por la presión del grupo, ya que nadie se quería quedar atrás o por lo menos aparentar que seguían al mismo paso de los demás, que eran testigos de sus metidas de pata tan recurrent ...es, que parecían dementes repitiendo lo mismo y esperando un resultado s diferentes…
Por aquel tiempo los australianos dominaban el panorama musical de la música en ingles, con el éxito contundente de los Bee Gees, Andiy Gibe, Olivia Newton John entre otros y en español los temas de Manuel Alejandro en las voces de Raphael, Emanuel, Jeannette entre otros. Los patojos creciendo con un tramo de retrasó en el crecimiento y la madures, comparado a las chicas que crecieron con ellos; ya que aquello les provocaba mejor poner los ojos en muchachos un poco mayores. No cabe duda que la vida en aquellos días les mostraba la cara cruel, pues ellos queriendo y sin poder alcanzar ese bocado que les endulzara el paladar. Iban a los repasos y se quedaban en la entrada, tratando de aprender cómo se lleva a una mujer cuando se baila, viendo a la chica de sus sueños, soñando en los brazos de otro, que los aventajaba en edad y estatura.
En aquellas ilusiones prematuras, el enamoramiento era una caricatura cuya impostura les dejaba un sabor a hiel… Por eso algunos mejor preferían fantasear en silencio o escaparse a soñar con las colegialas que les eran esquivas. Se preguntaban una y otra vez, ¿Que habría pasado con ellos? cambiar tanto y tan de repente en su forma de pensar y sentir. ¿Cómo era posible que hoy querían estar,? con las mismas que ayer hasta llegaron a odiar. Sería que el demonio se confabulo con la vida para meterlos en ese infierno donde se tiene hambre, pero solo hay chicharrones y ellos sin dientes…
Pero la vida que siempre compensa un día los pone a crecer, pero se cobra con granos en la cara y una especie de gorgojo en la garganta…Y cabello donde ayer no había y esa sobre todo esa dosis de libido que ni el bromuro de potasio era capaz de controlar. Y así como un rio desbocado que poco a poco va encontrado su cauce cada uno iba encontrando la horma de su zapato, o como decían para una descocida siempre había un roto.
Pero también habían aquellos ilusos soñadores que esperaban a la princesa de las hadas, ese mujer ideal que alguien les planto en la mente de tanto oírlo y así cual si fueran penitentes siempre estaban esperando a ese ángel vestido de mujer que los pusiera a gravitar entorno a ella, como si fuera su sol, como el ruiseñor que espera a que retoñe en el jardín la rosa, esa que atrae a las mariposas pero espera al ruiseñor… Y es que así de loco es el amor y más cuando es el primero que se espera con toda la ilusión del mundo, en esa edad de la inocencia, cuando no se tiene conciencia de los momentos perdidos… Cuando no hay pasado que recordar y el presente es un deseo recurrente para ser un poquito mayor y así poder gobernar la propia vida y esquivar las prohibiciones.
Que inútil es una experiencia no vivida, que falaz es un sentimiento cuando es fugitivo de sí mismo o cuando las razones se tiran a un abismo cuando no consiguen llegar a acuerdos con el corazón, que se emborracha de obsesión ante una sonrisa, ante una mirada de una niña ilusionada o que se siente enamorada de un príncipe que no encuentra el caballo blanco que le conduzca a su lado y solo ve a aquel muchacho de sentimientos alborotados, que no encaja con ese ideal de los cuentos de princesas que alguien le leyó noche tras noche antes de dormir.
Los patojos creciendo entre verdades falaces que se aceptan porque alguien mayor las dijo, jugando al acertijo y pelando los ojos como capulinas cuando les cae en las manos una revista con señoras que viven en tal lipidia que no alcanzan a comprarse ropa.
Oxwell L’bu
Imagen: Internet

"Cronicas del Primer Amor"

“Crónicas del Primer Amor”
(Segunda Parte)
Ella se sonreía, pero cuando el muchacho se acercaba, hacia como que no lo vio… El decepcionado y un tanto sonrojado volvía a su trinchera, sin darse cuenta que ella suspirando se quedo…

Las muchachas se reunían a la hora del recreo a discutir sobre lo que acababan de ver en las revistas de moda ...; del galán de telenovela, los colores del verano, los bailes los peinados y todo eso que los varones no consiguen entender. Mientras ellos observándolas, según ellos con disimulo, contemplando sus piernas cubiertas por las calcetas escolares que suelen estorbar. Pero pocos se animaban a traspasar esa barrera ilógica que entre géneros en la niñez se marcar, pero cuando crecen las ansias se mueran por derrumbar.

Todos los días como si fueran pesadillas las colegialas solían pasar despertando los instintos que los varones, que luego no consiguen doblegar. Sigilosas y graciosas como mariposas en primavera, luciendo una diadema o un peinado diferente hacia lo que los varones son indiferentes, pues las hormonas sus sentidos suelen dominar.

Sofía con disimulo, lo solía mirar, entre todos los varones del barrio a ella le parecía un tipo especial. No era su porte, ni su cara de niño, ni esa mirada que bañaba de cariño cuando sonreía, era esa planta de soñador gravitando en otro mundo. Luis Ángel era así, un muchacho como otro cualquiera que le gustaba dibujar, que llevando su radio a transistores se ponía a cantar, la música en ingles, aun que no la entendía, pero se inventaba traducciones y cuando nadie lo veía ase ponía a bailar “Shadow Dancing” y otras más. Pero era más bien tímido, su sueño era ser jugador profesional de futbol, pero la verdad es que le faltaba esa habilidad natural que en otros desborda, aun así salía por las tardes a chamusquear con los patojos de la cuadra.


Luis Ángel tampoco se escapaba a esas emergencias de la edad, de esa sensación de soledad cuando veía a sus amigos empatados con las niñas que no hace mucho solían odiar. Se daba cuenta ya que muchas cosas que por las que ayer se moría, hoy ya no le solían importar. Sofía era una chica encantadora, con una bella sonrisa, menudita y un toque mimoso al andar, pelo suelto, chapitas en las mejías y boca como si estuviera pintada, mas su color de fresa era natural. Atraía hacia a ella, las miradas de los muchachos, que como abejas al panal no paraban de piropearla cuando estaban en grupo, pero ella pasaba de largo, haciendo como que no existían, pero cuando notaba la presencia de Luis Ángel, se volteaba y sonreía. Pero luego se recataba y seguía su camino. El la miraba y se decía, para sus adentros “Que hermosa chica” sin darse cuenta que la sonrisa era para él.

El seguía dibujando sus amores de papel, cantando y bailando cuando nadie lo veía sin sospechar que había varias chicas que lo querían apartar para ellas. Era un tanto iluso y demasiado ilusionado y porque lo sabía trataba de ser recatado y no arriesgar el corazón persiguiendo una ilusión ante la que se pensaba con poca oportunidad. Por las noches se ponía a traducir las canciones en ingles y como lo hacía en forma literal, poco le decían, les cambiaba la letra y ponía en ellas las palabras que el diría si encontrara a la niña de sus sueños.

Mientras tanto a Sofía, le llovían los pretendientes, los cuales a regañadientes se disputaban quien sería el aventajado que sería el primero en cortejarla y conseguir que saliera con él a pasear. Ella era amable pero a nadie se le hacía, sacarla a algún lugar, porque su corazón en otra dimensión empezaba a gravitar.
Oxwell L’bu
Imagen: Internet

***Cronicas del Primer Amor***

“Crónicas del Primer Amor”
(Tercera Parte)
Todos los días esperaba, verlo pasar a través de la ventana… Y a la misma hora de siempre un mariposeo revoloteaba en su vientre y se llenaba de una emoción a la cual no le encontraba explicación. Sentía como si una mano invisible le apretara el corazón, como si una luz le iluminara el rostro ... y sus ojos se llenaban de chispitas.

Sofía, escuchaba noche y día música romántica y se ponía a soñar despierta y hasta veía a ese príncipe azul llegando a su lado. Le gustaba salir a conversar con las amigas, de cosas de chicas, la moda, los nuevos pases de baile y también el tema eterno…De los chicos que cada día mostraban cambios en su apariencia, unos ganado estatura, poniéndose más feos o más guapos, su nuevo tono de voz, su porte y su forma de andar.

Los muchachos por su parte, siempre en planes de conquista, salían todos los días a aplanar las calles o a sostener el poste, con la ilusión de que hoy si, se les hiciera y alguna chica les diera conversación; envalentonados en grupo, pero como perro con la cola entre las patas, cuando ellas los mandaban a volar…

Los repasos y las kermeses eran las mejores ocasiones para mandar, de vacaciones a la timidez y de vez en vez más de una parejita empezaba a escribir su historia; pero a Luis Ángel encontrarse a Sofía no se le hacía, porque usualmente para ir ella no conseguía permiso de sus padres. Y él con su timidez pasaba desapercibido, aun que a más de una, precisamente eso, le llamaba la atención, pero él ni se daba cuenta,

Todos los días el pasaba por su casa, esperando encontrársela “por casualidad”, sin percatarse , de que ella lo observaba desde su ventana, pero al verlo acercarse se escondía detrás de la cortina. Ella suspirando por él y Luis Ángel pensando que a ella él no le importaba. Aun así le escribía cartas que no le entregaba, le hacía tarjetitas de papel calco, donde le dibujaba flores resaltadas o dibujos con personajes de “Los Pitufos” o le hacía traducciones de las canciones donde ponía su nombre, todo esto lo atesoraba en una caja de zapatos vacía que tenia debajo de la cama y para que nadie sospechara, la tenia forrada con recortes de revistas donde se veía a Pele, Maradona, Mario Kempes, Rivelino entre otros.

Llegaba el mes de mayo y las lluvias con él. Se veía a los patojos jugando entre los charcos, dejando ir en esas corrientes sus barquitos de papel, otros atrapando a los sompopos de mayo para luego ponerlos a hacer carreras y a los ronrones le amarraban un hilo a una de las patas y cual si fueran helicópteros los ponían a volar… Más para los muchachos era una celebración para los ojos, ya que cuando a las muchachas seles mojaba la blusa, aquella denotaba mejor sus formas y les hacia volar la imaginación. Aquella tarde lucia nublada, Luis Ángel regresaba de la escuela, cuando un grupo de muchachas un tanto mayores que él, le salieron al camino y sin más miramientos le dijeron: ¡Hay que manguito tan bonito! ¡Lástima que aun verdecito y yo sin sal! Y le siguieron diciendo cosas para sonrojarlos, como pudo salió como arrastrándose de aquella situación. Salió corriendo hasta llegar a su casa, pero al llegar no había nadie y no pudo entrar, pues había olvidado la llave. Se quedo sentado en su portal esperando a que regresara su mama. Estando allí, vio que Sofía pasaba acompañada de una amiga, el sin saber porque sus pasos se fueron tras ella. Sigiloso como un gato, la siguió y al despedirse de la amiga la alcanzo. Tomo valor y sin más preámbulos la abordo, sin tener una estrategia y sin saber que decir. Ella sentía que se le salía el corazón de una emoción que no conseguía disimular y sus chapitas se ponían rojas a cada rato, a él se le quebraba la voz, inventándose argumentos, sobre la marcha.

Aquella tarde el destino se confabulo a su favor, pues al llegar a la casa de ella, tampoco había nadie y en eso empezó a lloviznar y luego a llover, ambos se acurrucaron en la pequeña sombra que había en las gradas de la entrada a esperar, con tiempo para platicar de cualquier cosa y en un momento de magia, de encanto y de lluvia unieron sus labios, en un beso blanco, un beso de piquito, de esos que se quedan grabados para toda la vida…No hizo falta una declaración o una respuesta, porque el amor los desbordaba y superaba sus propias expectativas. Luego se quedaron abrazados sin decirse nada, disfrutando el uno de otro y esa la lluvia que fue su cómplice. Al ver en la distancia a la mama, ambos instintivamente se soltaron y al llegar la madre ambos de primas a primeras no supieron que decir, hasta que Sofía le dijo que él la había acompañado porque un perro la quiso morder, la señora agradecida con el muchacho lo invito a entrar, pero el se reusó, aduciendo que lo esperaban en casa.
Ella se empinaba para besarlo, el con ella aprendió a besar y a partir de aquel día, su amor nació, su primer amor, ese que deja una huella en la vida, que las olas del tiempo, no consiguen borrar, ese amor del beso blanco, del beso dulce, de la manita sudada, ese de las palpitaciones como si fueran tambor, ese que pone a volar mariposas en el vientre…
Oxwell L’bu
Imagen: Internet

***En Mis Cuadernos Escolares***

***En Mis Cuadernos Escolares***
Hoy encontré mis cuadernos,
en medio del polvo y de cosas
que un día dejaron de importar.

...He de confesar que nunca me gusto
mi caligrafía y de mi ortografía
prefiero no hablar…

Y en medio de ecuaciones, apuntes
de historia, leguaje y ciencias naturales,
tu nombre vine a encontrar.

Escrito en Rojo encerrado en un corazón
con una flecha y un tímido te quiero,
frases sueltas por aquí y por allá.

Que estoy seguro las junte y te las
envolví con miguitas de ternura
y sorbitos de dulzura que luego
te envié en una carta…

Me pregunto a estas alturas de mi vida
¿Dónde estarás? ¿Con quién estarás?
Quien llenara su vida de ti.

Nunca ha sido para mí el pasado un
deseo recurrente…
Pero mirando mis cuadernos daría
lo que me resta de vida para volver
aun que sea un momento.

¿Qué te olvide? Eso es algo que nunca
intente pues sería como borrar las
horas más felices de mi existencia.

Pues aprendí a vivir sin ti pero no a olvidarte,
aprendí a seguir mi camino con la esperanza
de que un día encontrarte…

Hoy solo Dios sabe si te acordaras de mi,
de mi el muchacho de mirada profunda,
de actitud vagabunda que aprendió a querer
porque tu le enseñaste…

Hoy veo tu nombre en mi cuadernos escolares
y siento una nostalgia que me inunda…
Siento una tristeza iracunda…
Que esta vez no sé si lograre superar.
Oxwell L’bu

Imagen: Internet