¿Por qué te me haces esquivo?
¿Por qué me siento como un cautivo?
O como el mendigo que pide,
que implora y no le dan…
...
Cuantas veces, cuando más te he necesitado,
te me has hecho ausente, distante
y hasta me has parecido indiferente.
Yo desesperado como un demente,
rogando a quien parece no escucharme,
no atenderme…
Sigo adelante y aun que yo no te vi,
algo me decía que tú estabas allí,
vestido de silencios eternos
y presencia universal…
Entonces comprendí que muchas veces,
prevalece en mi ese instinto animal
y se me olvida mi naturaleza espiritual.
Ya que muchas veces al no poder
percibirte con mis sentidos,
me fabrico un dios que no corresponde a ti.
Ya que está revestido de mis deseos y necesidades
y no es más que la magnificación de mis debilidades
que a su vez engendran inseguridades.
En la necedad de mi oración, pido y pido,
como si tú no supieras o ignoraras,
cuáles son mis necesidades.
Mi corazón contrito te busca…
Mi alma errante te anhela…
Y tu mi Señor lo sabes.
¡Perdona! Mi torpeza,
al pretender que tú seas lo que yo pretendo
y olvidarme que yo no soy lo que tu al
crearme has pretendido….
Oxwell L’bu Copyright ©2012
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