La niña lo miró,
con la mirada desafiante,
de quien se lleva el
mundo por delante.
El perdió el semblante,
ante el desplante,
que le hizo cuando
se acercó.
Ella muy bien lo disimulo,
él su intensión no adivino
y. se fue como un perro,
con la cola entre las patas.
Ella sintió que el juego termino,
de la forma más inesperada,
ahora anda como desesperada,
tratando de reparar el. papel
aluminio que arrugo.
Y sólo se le ocurrió,
dibujar por grafiti,
un corazón donde
escribió la inicial
de sus nombres.
Pues donde ella
pone la mirada,
pone la intensión,
pues aprendió que no
se debe jugar,
con las cosas del corazón.
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