jueves, 14 de octubre de 2010

***Bastaría una Copa…***

***Bastaría una Copa…***


Coma abejas revolotean
por mi cabeza tus recuerdos,
al no poder entrar se van
a la blandura de mi corazón
y lo aguijonean…

Más aun así el deseo es recurrente
y en medio de mis sentimientos
furtivos no encuentro el camino
de regreso a la razón…

Si con solo verte pasar
mi alma empieza a levitar,
si con solo sentir tu aroma
se embriaga mi alma.

Que bastaría una copa de tu ser
para dejarme embriagado por
toda una eternidad.

Embriagado de amor
embriagado de felicidad,
si tu lo supieras no dudarías
en darme un sorbito de tu vino.

Ese vino que es tu esencia
no lo que ven los demás,
que lo único que despierta
es deseo y pasión pasajeras,
que más pronto que tarde
tienden a desaparecer.

No, no te veo como un objeto
que deseo poseer para saciarme
o para presumir…
Porque aun siendo siego el que
tiene buen paladar sabe distinguir
el buen vino del vinagre.

Y para producir la única botella
de tu vino las bodegas del cielo
se tomaron toda una eternidad.


Oxwell
Foto: Internet

***Fantasía al Desnudo***

***Fantasía al Desnudo***


Aquella noche callaste
mis discursos mentales,
anulaste mis emociones,
luego mis pensamientos
y sentimientos se
consumieron en ti.

Te vi despojarte de los ropajes
con los cuales mis fantasías
te revestían…
Y me mostraste una belleza
que trasciende al deseo y a
la pasión…

Una belleza que no se refleja
en los espejos pues es una luz
que destella en tu corazón.

Contemplé tu silueta
mas aquello no eres tú,
admire tu figura más ame la
substancia de tu ser,
esa que con solo rosarme me
hace estremecer…

No tuve ocasión de analíticamente
dividirte para entenderte
y así sin tácticas de seducción,
sin movimientos acrobáticos
para llamar tu atención.

Sin dispersiones conflictivas
si no con esa paz que pone
en conjunción las emociones
y las razones te aprendía amar.


Oxwell
Foto: Internet

***LaColmena***

***La Colmena***


Se equivoco muchas veces…
cayo y aun con el rostro
en tierra se volvió a levantar.

Tubo mil razones para desertar
de la vida…
Más aun así con mil heridas
siempre le dio la bienvenida.

Los intereses y las artimañas
enredaron sus sentimientos
cual si fueran telarañas,
mas su fe nunca claudico.

La pasión más de una vez
le hizo a su corazón zancadillas,
mas aquello le enseño a doblar las rodillas.

En vez de murmurar guardo silencio,
en vez de renegar dio gracias…
Y aprendió que en las desgracias,
se mide el carácter de un hombre.

Hoy que ve que su juventud a pasado,
que al parecer el tren de la felicidad
lo dejo olvidado no se le ve frustrado.

Pues comprende que de la vida
se ha deleitado en su miel,
pero para llegar a esa miel hay
que soportar los aguijones que
dejan los desengaños…

Ya podría vivir el resto de su vida
contemplando sus cicatrices,
mas él prefiere serrar los ojos
y volver a saborear la miel…


Oxwell
Foto: Internet

“Una Maratón entre el Montón”


“Una Maratón entre el Montón”


En los últimos años de mi infancia viendo a unos hombres correr al borde del colapso, me pregunte: ¿Qué les motiva? ¿Qué mueve a un ser humano extenuado a dar el siguiente paso? Y aquellas preguntas quedaron revoloteando en mi mente por muchos años…

Durante mis años de adolescencia me vi prácticamente forzado a escoger un deporte, dado que parte del currículo del instituto era el desenvolverse en un deporte, pero los deportes más populares estaban abarrotados y mis posibilidades de participar en forma activa y no ser parte de la banca eran casi nulas, dado mi poco porte y condiciones atléticas, por lo que escogí el atletismo mas por cumplir que por el gusto, mas al poco tiempo me empezó a entusiasmar, el ser velocista y entrenaba con ahincó todos los días en la pista del estadio Mateo Flores(Primer campeón latinoamericano de una de las maratones más duras del mundo, la de Boston), hasta que un día uno de mis entrenadores me confronto con la realidad, no tenía el porte de aquellos corredores que una sola de sus zancadas eran más de dos de las mías; al notar mi entrenador mi decepción, me motivo para que buscara otras opciones y así me puse a correr carreras cortas de 5 y 10 kilómetros con la idea de un día correr una maratón.

¡El tiempo gano la carrera, como siempre ¡y si que han trascurridos los años desde aquellos días en que me lo propuse, a mis cuarentaitantos cuando uno sabe que empieza “La cuenta Regresiva” y se empiezan a sacar cosas del equipaje para aprovechar lo mejor de este viaje, me volví a plantear la posibilidad de correr una maratón. Mi entrenamiento empezó en pleno invierno con las calles cubiertas de nieve y un frio que congelaba hasta los huesos, pero no era el único y aquello le ponía lumbre a mis ganas en medio de arboles desnudos que se mecían al compas del viento; luego vino la primavera con sus lluvias intermitentes y los tulipanes cantando de alegría… Poco a poco todo se empezó a revestir de verde y con ropa más ligera seguí corriendo en pleno verano sintiendo en eses mismas calles el calor extenuante que traspasa la suela de los tenis. Aquello era una experiencia más que gratificante, sentir la briza del viento que te besa el rostro, ver como el césped se tiende como si fuera una inmensa alfombra que te invita a tenderte en ella, después de correr con alguna piedrecita en el zapato, para contemplar la belleza del cielo azul y ver como Dios dibuja con un dedo en las nubes caprichosas.

Así entrenando se nos llego el día a mas de 40 mil participantes de diferentes nacionalidades en la 33 edición de la Bank of America Chicago Marathon y el 10-10-10 en la que participaron un grupo de chapines, se nos dio el momento de salida, en una mañana templada que luego recrudeció con temperaturas de verano en pleno otoño…Unos pocos corrían para ganar, después estábamos el resto el montón, para los que la maratón duro en algunos casos el doble o el triple en cuanto a tiempo de lo que estos atletas admirables, llamados elites, suelen correr los 42 kilómetros. Nosotros el “Montón” nos perdimos de ver ese duelo de estos atletas por ganar, pero a cambio tenemos experiencias que ni el tiempo podrá borrar. El ver a las calles vestidas de fiesta, cada barrio con sus características tan particulares, al norte las comunidades de ascendencia europea con sus porristas con bigote, y su música rock, sin faltar la comunidad centroamericana con sus dichos tan particulares “pura vida hermano”, “Arriba Guate”…Luego pasar por el barrio italiano, con sus aromas a pastas y piza, qué decir del barrio latino en el corazón de Chicago, con su música alegre, salsa, merengue, mariachis y esa sorpresa de escuchar a los brasileños tocando samba y bailando para alentar a los corredores. Ya eran casi 30 kilómetros a algunos las piernas ya no les daban para mas, otros con dolencias de rodillas, de espalda en fin, mas aun así cada uno con su propia lucha y dolor alentando al que venía a la par o al que se empezaba a quedar, no viéndolo como un competidor/a, si no como a un compañero/a. Luego pasamos por China Town, las diferentes comunidades asiáticas alentándonos, con sus disfraces de dragones y música…



Casi al final cada kilometro se hacía más largo, poco importaba el tiempo, lo importante era cruzar la meta, sabíamos que éramos del “Montón” de los que no corren por premios, ni preseas si no por pura satisfacción personal. El ultimo kilometro tanto para mí como para otros quizás ha sido el kilometro más largo de nuestras vidas, pero también el más satisfactorio, pues nos permitía llegar, a conquistar nuestras propias limitaciones, para abrazarnos a una meta. Al cruzar la línea final, no puede menos que dar gracias a Dios por darme vida y salud para lograrlo. El dolor de piernas poco a poco va pasando y sé que pronto lo olvidare, más esa experiencia enriquecedora, ya es parte de mi historia personal y la satisfacción es algo que por siempre alegrara mi corazón, hoy viene a mí, esa frase que más de una vez escuche: “Nunca, nunca los de adelante van tan lejos, si los de atrás corren bien” y yo agregaría: es que son los que más se divierten y comparten.



Oxwell L’bu

Foto: Internet