domingo, 13 de enero de 2019

Segunda carta a la ironía

“Segunda carta a la ironía”
Me tiembla la mano y no sé, si será en vano la carta que te escribo hoy; pero mi esperanza, no aprendió a claudicar, mas bien es una niña que no se deja de columpiar, ni dejar de cantar la misma canción…

Ahora que las estampillas de correo son objetos de colección y los telegramas han caído en desuso por eso de la tecnología, quien lo diría, yo escribiendo esta carta a la ironía, sin destinatario.  Hay muchas cosas que en este mundo cambiaron, aun así, hay cosas que permanecen o será uno el que se empeña, en que sigan siendo así… Te diré que aquí estoy en pleno otoño, no solo por el de la estación , sino el de mi vida; voy por el boulevard de los recuerdos recurrentes, por donde transitan los dementes que no aprendieron a olvidar.

Quizás ni te interese saber que fue de mi vida, aun así, te diré que sigo brindando con una Coca cola y cuando me embarga la nostalgia,lo hago con vino tinto, aunque ese trato de evitarlo, porque excita mi memoria y me da por hablar. Ahora vivo en una ciudad donde nadie me conoce y por mas que voy a la misma tienda,  me siguen desconociendo…Físicamente mas de alguien me dice que sigo igual y no sé si lo hacen por misericordia o por no entrar en la discordia que a veces trae la vejes.

Sabes que llegué a esta edad y nunca aprendí a fumar y no me he llegado a emborrachar, pero si a embriagar de felicidad, porque aprendí a ser feliz extrañándote, pensaras que soy masoquista, pero mas bien soy egoísta, porque no he querido soltar esa parte de tu vida que se quedó en mí.

Los años me van pasando la factura, pero sigo siendo el mismo tipo, con la misma facha, un Quijote sin bigote, sin Dulcinea y Sancho Panza deserto… Sabes que por fin me compre un celular, pero hasta el día de hoy, nadie me suele llamar; sigo escribiendo y me he atrevido con faltas de ortografía y todo a publicar; tengo mas de un par de zapatos, pero suelo andar siempre con los mismos y la camisa parece ser la misma, porque tengo una colección de azules, de tonos diferente.

Sé que lo que escribo carece de sentido, pero ha sido una forma de romper el hielo, que impone el tiempo y la distancia o una forma tonta de llamar tu atención, mientras se acelera mi corazón, solo de imaginar que mis palabras pudieras estar leyendo…Sabes que sigo con mis intentos de poesía y he escrito mas de una canción, de esas que dicta el corazón cuando esta ebrio de nostalgias y recuerdos.

Para estas alturas de mi vida, son modestos mis logros y no tengo posesiones para presumir;, pero eso a mí no me importa, porque he conseguido conocerme a mí mismo y sobre todo reconocer que todo lo que somos o tenemos lo hemos recibido y nos será pedido de vuelta antes de dar el último suspiro. Sabes yo sigo guardando los besos que te robe, sigo abrigando las caricias que te di, pero sobre todo conservo los sueños compartidos y el eco de tus primeros, te quiero, porque esos no se los podrás dar a nadie.
Oxwell L’bu Copyright © 2016

Carta a la ironía

“Carta a la itonía”
¿Te acuerdas de mí?  Que pregunta más irracional, pues se que desde hace tiempo quizás, ya me hayas olvidado; yo en cambio sigo arraigado al pasado y de tu recuerdo nunca me he librado…

Sera que tu calaste en mi corazón y sea esa la razón por la que sigues tan insistentemente en mi presente. Como veras mi letra no ha mejorado y me sigo resbalando con eso de la ortografía,  si aun así no me recuerdas, te diré: que sigo siendo el mismo loco de siempre,  ocurrente rayando en lo demente, imaginativo como Julio Verne, fantasioso como Disney, aquel que cuando estaba frente a ti, le era tan difícil disimular sus sentimientos… El mismo que una madrugada arraso con los jardines de la cuadra para llevarte flores, el mismo que a falta de dinero, con sus manos te hacia tarjetitas de colores, que luego tapizaba con versos mal logrados.  Soy aquel que un día junto a ti  en una cafetería, fue por un “niño de la calle” y lo sentó en la misma mesa a pesar de la inconformidad de la mesera.  Soy el de los besos de pescadito, el mismo de esos besos apasionados con los que volábamos al cielo… El de las manos tibias ¡Recuerdas! Que cuando sentías frio eran tu calefacción.

¡Ojala! Esto que te recuerdo, por lo menos dibuje en tu rostro una sonrisa, aun que tu corazón no lata tan a prisa, como cuando te recuerdo yo. Te preguntaras, si he sido feliz, te diré que si, cada vez que te recuerdo. O tal vez, te  salte la dudo por saber que fue de todos aquellos planes y sueños de este sonador aterrizado, que sigue sonando con los ojos abiertos.  Te diré que el tiempo me gano y que el destino más de una vez se burlo.  Ya que nunca construí la casa redonda,  ni conseguí ser astronauta, tan poco he logrado viajar por el mundo y lo de ser vagabundo, pues mis obligaciones no me lo permiten. Ya no me subo con el gato al tejado a platicar con las estrellas y a contemplar a la luna, porque ya no tengo un gato…

Me ilusiono tanto al escribirte, que se me olvida un pequeño detalles y es que ¡No tengo tu dirección!  Mira que si es terco el corazón, que he renunciado a ponerlo en un buzón, por el tenor de que nunca la leas y envés de eso he decidido, postearla en un portal de internet, para ver si por alguna de esas CAUSALIDADES de la vida, navegando en la web la llegas a leer y sapas que soy yo y que nunca te he olvidado, porque nadie puede olvidar su presente, ya que en mi alma y en mi mente tu por siempre vivirás…Ya que has dejado una huella tan profunda y sublime en mi vida como el Gran Cañón.

Al ir paseando tus bellos ojos por mis letras, quizás pensaras:  Y este condenado tanto tiempo a esperado para buscarme, ha dejado pasar chorrocientos años, para buscarme…Pero sabes no es así, porque siempre te busque, inclusive me metí en laberintos, resolví mil crucigramas, pero el destino te escondió, no sin antes asegurarse de que no te encontrara yo, es por eso que ese maldita irania hasta hoy me acompañó.

                                     Firma: El Susodicho que siente amor, no un capricho.

Posdata: Aun que ya no vivo en el mismo lugar, te esperare en la eternidad..
Oxwell L’bu Copyright ©2012

***Dialogos con la Soledad***

***Diálogos con la Soledad II***
       (En el Océano del Misterio)
Me subí a la barca y empecé
a remar…Sin percatarme cuanto
me alejaba de la orilla.

En el trayecto perdí los remos
quedando a merced del viento
y de las olas que viene y van.

Un poco asustado grite a todo
pulmón pero nadie escucho,
mis gritos naufragaban en el silencio.

De repente una tormenta de
recuerdos y culpas azoto mi
barca al punto que casi la
hace naufragar…

Y luego sobre vino una calma que
arrullo mi alma… Y de pronto mis
ojos vieron algo que me estremeció.

Era la silueta de mujer que caminaba
sobre el agua… entonces el miedo vino
para abrigarme y queriendo escapar
cerré los ojos…

Mas segundos después sentí su aliento
cerca de mí y su respiración consumía
la mía mas no me asfixiaba.

Aquella Dama me murmuraba al oído
cosas que no alcanzaba a comprender,
y sus palabras eran como un mar en calma
donde navegas deleitándote al admirar
la luna siendo cortejada por las estrellas.

Algo así es esa Dama la Soledad:
irrita y consuela, vacía y llena,
toma y da, pero sobre todo te
permite reencontrarte con la Paz.
Oxwell L'bu copyrights 2010