lunes, 6 de febrero de 2012

***En Caballo Blanco***

***En Caballo Blanco***

El salió de la oficina,
un poco antes de la hora
de siempre…
Aburrido y cansado.
...
Hastiado de la rutina,
se desvió del camino,
sin sospechar que le tenía
una sorpresa el destino.

De repente vio a aquella
hermosa mujer,
engalanada como pavo real,
del brazo de un hombre.

Desde aquel día se salía
un poco antes de la oficina,
para estar un cuarto antes
de las seis en aquel lugar.

Todos los días los veía pasar,
su corazón se solía alborotar,
respiraba el aroma de su perfume,
sentía su presencia…

Ahora llegaba con más de dos
horas a la casa de retraso,
su esposa se lo reprochaba,
cambio de horario, el alegaba.

Mas ella que lo conoce bien,
notaba una sombra en su mirada
y presentía que algo le ocultaba,
ella lo descubriría.

El ya no era el mismo…
Su detalles cariñosos,
sus abrazos de oso,
¿Será que comparte el corazón?

Llegaba todos los días tarde,
sin deseos de cenar
y mucho menos de intimar,
ella ya no lo podía soportar.

El seguía viendo a aquella mujer,
sin atreverse a decirle una palabra,
sin poder tan siquiera provocar,
que ella notara su presencia.

Pero hoy su mujer lo piensa
confrontar…
Ya no puedo soportar sus silencios,
y esa mirada ausente.

El llega tarde nuevamente,
no quiere cenar,
Pero ella a como dé lugar,
le hará confesar.

En el altar de sus amores,
justo en la habitación,
se deja escuchar una
acalorada discusión…

Ella le exige una respuesta,
el responde: No me pasa nada,
se voltea y se cubre la cara con la
almohada y un hasta mañana.

Ella se acuesta con una ira
que no le cabe en el pecho,
el finge dormir con el
corazón desecho.

Pero aquella misma semana
el decide romper su silencio,
a través de una carta que antes
de marcharse le deja en la almohada.

El se marcha en silencio,
Llevándose apenas unas prendas,
ella al llegar, se desespera de esperar
y se va a acostar…

Es allí cuando ella encuentra la carta
en el desierto de la cama,
la habré con manos temblorosas,
siente en su vientre revoloteando mariposas

Sus ojos avanzan por las letras,
que él escribió y donde le dice:
Te he amado tanto
y perderte no quería.

Pero me he hartado de esa actitud
de víctima, de esa manía
de andar repartiendo culpas,
que no son mas que tuyas.

Te he visto todos los días,
bella como nunca,
feliz como hace tiempo
no te has sentido conmigo.

He visto como tus ojos
le gritan que lo amas,
mientras el robaba esos besos
que un día fueron solo míos.

Y si no te dije nada,
no fue por cobardía,
fue solo que no quería
decir cosas que no siento.

Porque no quiero que estos labios
que tanto te han besado,
que esta boca que tantas cosas
bellas al oído te ha susurrado.

Sea la misma que te diga,
cosas que por despecho,
uno dice cuando lleva
el corazón desecho.

Prefiero ser yo el que
abandone nuestro lecho,
prefiero aparecer como culpable,
para que tu salgas en caballo blanco.
Oxwell L’bu Copyright ©2012

Imagen: Internet