miércoles, 27 de julio de 2011

***Con la Boca Amarga***


***Con la Boca Amarga***
En un espacio invadido por el dolor,
sucumbido por la soledad…
Donde ni la bondad, ni la crueldad
encontraban aliciente para quedarse.
...
Allí donde sus sueños de mudanzas
siempre se confabularon para que
no echará raíz y sin raíz ¿Qué árbol
puede crecer y dar frutos?

En la amargura de los años perdidos,
con una esperanza diezmada,
porque su futuro cada día se endeuda,
comprando al crédito esperanzas.

Esperanzas que son como golondrinas,
que dejaron abandonada solo a una,
cuya mayor ilusión era hacer un verano,
pero es una ilusión que mantiene en vano.

Porque una sola golondrina no hace verano,
así como una barca a la derriba tarde o temprano
sucumbe en alta mar…

Por primera vez comprendió que sus castillos
de arena no fueron más que engendros
de su imaginación y sus sueños fruto de
su desesperación…

De esos deseos febriles que como albañiles
le construyeron puentes por donde nadie
quiso pasar…

Y así extraviado, perdido de sí mismo.
con un pie en el abismo,
escucho una voz que al oído le llego
a murmurar: ¡Prepárate para partir!

Pero él no quería irse, porque toda
su vida fue de llegar para partir,
de partir sin el consuelo que
da el olvido…

Siempre caminando en campo minado,
siempre con el fusil al lado y descargado,
porque nunca aprendió a defenderse,
con armas que no fueran las palabras.

Aquella voz trato de conducirlo a esa
ruta donde ya no le interesaba regresar,
porque le conducía al pasado.

Luego otra voz presurosa a toda prisa,
quiso llevarlo al futuro…
Pero el ya no tenía prisa porque la
carretera a cada paso se le acortaba.

Cansado de estar esperando y de andar
peleado con la vida,
Decidió firmar los papeles y divorciare
de una vez por todas con lo que fue ayer.

Empezaría el proceso de empezar a ser el mismo,
se dejaría de pelear con la vida y la viviría,
sin esperar ese momento perfecto que nunca llega.

Sabía que la muerte cual si fuera su sombra,
le seguía los pasos desde el mismo momento
en que nació…
Pero ahora ya no le tenía miedo y por lo mismo
ella perdió su poder sobre él.

Pensaba:¡Quizás solo soy la victima de un sortilegio!
En el que el destino aposto contra mi…
Pero ya no importa con lo que me queda de vida
remendare todos los agujeros de mi abrigo.

¡No importa! Cuanta amargura todavía me falte,
la escupiré y en su lugar pondré terroncitos de azúcar,
porque yo no moriré con la boca amarga.
Oxwell L’bu Copyright © 2011

Imagen: Internet