sábado, 13 de agosto de 2011

***En El Ocaso De La Vida***

***En El Ocaso De La Vida***

Lejana se ve la playa desde donde partí,
un día de primavera, cuando todo,
se pintaba color de flor, cuando todo
era posible gracias al amor…

Amor por la vida, pasión por vivir;
cuando uno ni siquiera se plantea,
la posibilidad de que un día podría
llegar el final, podría morir…

Hoy desempolvando recuerdos,
abriendo de nuevo ese álbum
de fotografías mentales…
Que fueron capaces de dejar esos
gratos momentos frisados en el tiempo.

Hoy retrocediendo el casete donde
quedaron grabadas las voces, los sonidos,
las canciones que acompañaron mi danza
por la vida….

Me doy cuenta que habiendo vivido
una vida plena, no es tan dolorosa,
como creí la partida…Porque en realidad
no todo parte algo queda.

Quedan mis garabatos de intentos de poesía,
quedan mis tarareos entonando una canción,
queda ese recuerdo que hace temblar
y llorar de la emoción.

Me doy cuenta que mis faltas no eran tan grabes
como me las quisieron hacer creer los que
son felices cargando a otros sus culpas
y que como limpia el alma pedir una disculpa.

En el ocaso de la vida me doy cuenta que nunca
perdí la partida, porque lo que aposte no era mío,
era un préstamo del cual debía de despojarme,
para poder subir esa montaña.

¡Ay! Como me escurre la miel por la boca,
cuando ese bello recuerdo provoca,
que evoque el recuerdo de esos amores
que dejaron una huella en mi alma…

El platónico y posible solo en mis sueños;
el de la manita sudada, el de los besitos de pez,
con el que probé ese vino exquisito de la pasión,
el que apretaba mi corazón y me hacia perder la razón.

Y como olvidar a mis amigos, esos ángeles testigos,
de mi paso por este mundo…
Mis compañeros de juego, los de las travesuras,
los que me animaron cuando buscaba novia.

¡Ah! Y los que me tendieron la mano cuando
me vieron que me hundía en el fango cenagoso,
los que lloraron conmigo, los que fueron
oídos oyentes y boca serrada.

Mi barca sigue avanzando…Y mis fuerzas no son
suficientes para remar contra esa corriente,
que me lleva a ese viaje sin retorno;
así que me dejare llevar y lo asumiré con paz.

Porque se que cuando mi barca haya caído
por esas cataratas que espantan…
Hay alguien que me estará esperando,
no para reprocharme, si no para amarme,
no por lo que quise ser, si no por lo que soy.
Oxwell L’bu Copyright © 2011