Si aun un corazón de piedra
se ablanda como la gelatina,
cuando esa mescla de sentimientos,
ilusiones y locuras toca su vida.
Si aun sin estar en los planes de nadie,
entra como rey en su casa…
Rompiendo esquemas, prejuicios
y se instala cambiándonos la vida.
Porque el amor no es un plan,
en el que podemos calcular,
pérdidas o ganancias…
ya que eso deja de tener importancia.
Ya que es como una gota de agua
en el manantial de la vida,
que no se repite y se transforma
en caudal…
Pues aun la mente más practica
o antagónica…
Busca con desesperación las cuerdas
de poeta que vibran en su alma.
La paciencia suele perder la calma
y aun lo lógico y razonable,
abandona los pensamientos,
de manera sutil y amable.
Para permitir que ese sentimiento,
tome posesión de todo el ser,
sin hacer distinción entre la arrebatos
del hombre o la ternura de una mujer.
Las hormonas corren como locas,
un fuego se expande por todo el cuerpo,
corriendo por la venas…
Quemando sin consumir todo el ser.
Ya que aun el que se siente insensible
o el ser humano más temible,
sucumbe ante su presencia,
que eclipsa la existencia.
Y no es de sorprenderse,
que por amor se hayan
cambiado tantas vidas
y el destino de los hombres.
Hay quien quisiera encontrar,
el teorema o ecuación,
que le dé lógica explicación,
a lo que siente el corazón.
La filosofía con sortilegios
lógicos ha pretendido acomodar,
a este sentimiento que de la
noche a la mañana todo lo suele cambiar.
La religión le ha dado un carácter sagrado,
que muchas veces encuentra una franca
contradicción frete a lo que siente,
un ser humano enamorado…
El poeta escribe versos con la tinta
de las estrellas, en un intento
desesperado de querer plasmar,
con palabras ese sentimiento.
El cantor afina las cuerdas del alma,
Para expresar en un canto inefable,
esa llama que se aviva con una mirada
y arde en una cama…
Pero todos esos intentos, aunque loables,
son inútiles…
Porque el amor no puede ser limitado,
por lo que alguien ha experimentado.
El supera la experiencia de nuestros
sentidos y las expectativas del alma,
ya que el nos permite sentirlo y vivirlo
con mayor intensidad…
Cuando acallamos las voces de la mente,
dejando de buscar porqués o paraqués…
Y permitimos que él se manifieste
y conquiste todo nuestro ser.
Porque no ama el que busca quien lo ame,
si no el que ama con esa disposición,
que le hace abrir el corazón al punto
que se delata con tan solo una mirada.
Porque por amor y solo por amor,
un ser humano es capaz de poner
en la mesa lo mejor de lo mejor,
para el banquete de la vida.
Oxwell L’bu Copyright ©2011
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