domingo, 31 de julio de 2022

“Playa azul”


 "Playa Azul"


Iba cayendo la noche, la intensidad del sol, por fin había cedido, este bostezo y dormido se quedo...El horizonte  poco a poco se fue tapizando de estrellas,  de repente a la luna, le amaneció,  se contemplo desnuda y  vio su reflejo en el mar, el viento la quiso acariciar y se confabule con las olas y se transformó en una brisa que era más que una caricia.


Yo contemplaba aquella playa azul abrazado a la soledad, escuchando las voces del silencio, dejándome arrebatar por aquella belleza.. De repente la vi pasar, me pareció un fantasma, más un fantasma no podía ser, porque esa belleza el Creador la ha reservado para la mujer. Ella iba de prisa, pero una concha con mi destino se confabulo, en su pie se incrustó y su prisa se olvidó. 


Le ofrecí ayuda, pero la rechazo, pero ante el dolor cedió.   Con ternura la arena removi, ella se quejo y me miró....Inminente fue el flechazo, la timides pronto le dio paso a una cautivacion, que lleno de emoción al corazón. 


Éramos sólo dos extraños, en aquel paraíso azul, diciéndonos tantas cosas sin palabras, acariciandonos con la mirorada... Éramos dos extraños que ignorabamos  los planes del universo.La luna nos miró y se sonrojó y la marea nunca subio, pero si la del corazón.

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“Doña LUCY FERnandez V”


 “Doña LUCY FERnandez V”

Al caer la noche, como un reproche de su soledad, encendía las velas, de ese pequeño altar, donde junto a la imagen del santo de su devoción, estaba la de su difunto marido, que ojalá el cielo haya querido, esté gozando de la vida eterna, ya que aquí su vida había sido corta.


Doña Lucy extrañaba a morir, su compañía y esas noches de pasión, que ha su marido le habían costado la vida, mientras ella sin quererlo se consumía a fuego lento, como se consume la juventud.  


Aunque la criticaban, su mayor virtud era mantenerse casta, aunque su reputación la vendían en una canasta, porque no falta macho que tomado y envalentonado, no sugiriera que había tenía una aventura con ella y las mujeres que envidiaban su belleza, se tragaban aquellas falsas historia como cerveza, amargas para el paladar, pero que alivian esa sed, de murmuración.


Lo cierto era que doña Lucy, seguía siendo la encarnación del demonio para sus detractores , así como el purgatorio y el infierno para quiene la deseaban, pues al no poder poseerla, miraban inalcanzable la gloria.


Ella purgaba su soledad, en un silencio reverente, frente al retrato del hoy occiso, que sin permiso la había dejado en la plenitud de su juventud.

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