martes, 6 de marzo de 2018

***Ni una copa más***

***Ni una copa más***
No digas que esa será 
la última copa,
porque la última copa,
debería de ser,
la que ya tomaste.

A quién vas a engañar,
de esa forma la última 
copa, nunca llegará,
te embriagarás y olvidarás 
tu promesa.

Yo sé que no es fácil,
que se te hace imposible,
el tratar de salir de esa
fosa cenagosa,
pero sabes una cosa,
aquí estoy yo para ayudarte.

Yo sé, que cuando tomaste
la primera copa, hace algunos años,
nunca imaginaste que acabarías así,
nunca pensaste que aquella diversión,
se volvería tú obsesión y el vició 
que hoy te tiene al borde del precipicio.

Sabes no tienes porque acabar así 
mira que tenemos fe en ti
y si los que te amamos nos faltará,
hay alguien que en una cruz
que apostó por ti.

Toma esa mano que hoy se extiende,
toma la mía también, rompamos
esa cadena y acabemos con la condena.
Oxwell L’bu copyrights 2018

***Mientras preparas la cena ***

***Mientras Preparas La Cena***
Luego de una larga jornada de trabajo,
fastidiado por el tráfico llego a casa,
con un cansancio que no consigo
disipar…

Tú me abres la puerta de par en par,
con un beso me haces olvidar,
todas esas cosas que me suelen
aturdir y agobiar.

Te veo y sé que debajo de ese delantal,
te has vestido de amor…
Y te has puesto ese modelito,
que con tu figura te sienta mejor.

Te metes al imperio de tu cocina,
donde tu presencia todo lo domina,
de donde emanan aromas a manjares
que despiertan los apetitos de todo mi ser.

Veo como tus manos laboriosas,
transforman los vegetales,
en afrodisiacos astrales
y se me antojan los tamales.

Te escucho cantar
y me muero de las ganas
de irte a besar…
Mi libido empieza a levitar.

Apresurado me meto a bañar
y no puedo dejar de pensar,
en tu cintura y los contornos
de tus piernas y caderas.

Porque a ti te basta un suspiro,
para provocarme una erección
y para que se estremezca,
a tal punto mi corazón…

Que me parece que algún día,
en esos éxtasis cuando hacemos
el amor…Sera tanta mi emoción
que me dará un infarto.

De tu dulzura y exquisitez,
yo nunca me arto,
al contrario me he transformado,
en un adicto que te precisa a diario.

Salgo de bañarme…
Y te veo reclinada arreglando la meza,
que no se si llegar así de sorpresa
 o  contener mis deseos.

Ya que tú siempre me dices:
El postre es para después de
la comida,
Pues sabes que prefiero lo contrario.

Apresurado y con todo el cuerpo
y el alma alborotados,
entro al altar de nuestros amores,
con una especie de temblores.

Me visto a toda prisa
y olvido abrocharme la camisa,
lo cual es un pretexto que tu
aprovechar para acercarte a mí.

Mientras me besas me los abrochas
y yo ya no se qué hacer con estas
ansias locas de tocarte y besarte,
donde no te da el sol.

Es que mujer de la creación
eres una obra de arte…
Que aun un ciego no podría
dejar de adorarte.

Eres la más bella rosa del jardín,
eres tentadora como un pudin
y yo nunca he hecho dietas,
ni me conformo con galletas.

La exquisitez de tu comida,
logra por un momento disipar,
estas ansias que solo tu amor
logra despertar.

Feliz y satisfecho,
te digo ¡Nena buen provecho!
Pero ahora eres tú la que quiere
su postre…
Oxwell L’bu Copyright ©2012

Bandido

“Bandido”
(Historias de Guatemala)
Hay estigmas que nos da la vida, incluso desde antes de nacer, son marcas del destino que nos marcan un camino, que muchas veces no queremos recorrer…

Aquel era un niño triste, con la mirada perdida al horizonte mirando desde su humilde ventana como la vida transcurría, miraba cubriéndose  el rostro con la cortina hecha de la más humilde tela que ya pintaba amarillos del tiempo, escuchaba las carcajadas de los demás patojos de jugaban en aquel inmenso campo delrecreo: los patojos con el trompo, los cincos o con las rodillas en tierra haciendo con su imaginación el mas fantástico carro de bomberos de unos trocitos de madera con corcho latas por ruedas…Las patojas evitando a los varones, jugando de tenta, de arranca cebollas y cantando a viva voz  A la víbora de la mar  y quien sabe que mas… Al caer la tarde todos se entraban a regaña dientes porque era hora de cenar.  Comiendo tan aprisa que tragaban los bocados de comida con tal de volver a salir a jugar…Con el acostumbrado “Muchas gracias” al levantarse de la mesa apenas escuchaban el “Buen provecho”   porque ese deseo de jugar aun no estaba satisfecho.

Al caer la tarde la madre llegaba de trabajar y lo encontraba allí, en el lugar de siempre, con las ansias de siempre, mirando atreves de la ventana como la vida se pasaba frente a él.  Ella lo miraba sufrir, pero igual no podía hacer nada para aliviar aquel dolor, se sobre ponía a sus lagrimas y poniéndole  cara de alegría lo invitaba a comer, aquellos momentos eran  los más felices de la vida de aquel niño que encontraba en su madre un  inmenso amor y cariño que le hacía olvidar aquella tristeza de no salir a jugar.

Pero el tiempo transcurre tan a prisa, no espera por nadie y así el tiempo para ir a la escuela lo sorprendió.  La madre lo fue a inscribir, aun sabiendo lo difícil que seria para Arturo el enfrentar aquella realidad, a la cual se resistió.  Fueron largas las tardes que la madre lloro con el dándole consuelo.  Una de aquellas tardes de los primeros días de enero, se puso a ver televisión.  Era un televisor pequeño en blanco y negro que un alma caritativa les había obsequiado en navidad, lo cual fue un gran regalo dado que en esos tiempos pocas familias contaban en casa con este tipo de aparatos.  Sus series preferidas empezaron a ser las de vaqueros: El llanero solitario,  Aventuras de Johnny West y poco después El Zorro.  Viento estas series fue que se le ocurrió aquella idea, un día como de costumbre la mama llego a casa y lo encontró con la bandana cubriéndole medio rostro  y  le pregunto,  ¿A qué a que estaba jugando?  El niño respondió: No estoy jugando, mama esta será mi nueva identidad.  La madre  sin poder evitarlo se le rodaron las lagrimas al rostro pues comprendía el porqué.

A la semana siguiente empezarían las clases, con gran esfuerzo, ella le compro los pantalones azules, las camisas blancas, el suéter rojo con  líneas verticales azul y blanco y un par de bandanas, una azul y la otra roja.  Pese a los problemas que para ella implicaba faltar a trabajar, para el primer día de escuela del niño pues comprendía el reto que  para Arturo suponía el enfrentar aquella nueva etapa de su vida y más aun ante aquella situación que le afectaba en forma personal… El niño camina por las calles ante la mirada inquisitiva de vecinos y patojos que posiblemente serian sus compañeros de escuela, pero más aun  para el aquel era un mundo extraño, un mundo que apenas conocía pues lo veía a través de su ventana.  La madre lo acompaño hasta el salón y ya había hecho los arreglos necesarios para que le permitieran usar la bandana a lo cual  ante la explicación que ella les dio accedieron las autoridades de la escuela y la maestra.

Cuando los demás niños lo vieron entrar al salón de clases, no dejaron de sorprenderse de verlo así con la mitad del rostro cubierto, algunos se rieron, otros murmuraron y alguien mas dijo a viva vos: Hay un bandido en la clase….Todos se rieron y la maestra los llamo al orden, la mama se retiro, como no queriéndose ir, sabiendo que aquello apenas empezaba, recordó los murmullos y la extrañes con que miraron as u hijo sus compañeras de cuarto, cuando Arturo nació y se lo llevaron a enseñar, sin el apoyo de un marido, sin alguien que le apoyara con acepción  de una madre  que los esperaba  en casa, en una silla de ruedas.  Pero comprendía también, que en la vida había que ser fuertes, que debería aprender a sobre ponerse a todo aquello.
Las bromas, chistes y murmuraciones desde aquel primer día fueron siempre parte de aquel ritual que suponía ir a la escuela, para Arturo y más aun a la hora de recreo…A veces regresaba a su casa triste, sin ganas de volver al otro día, siempre  en aquella casa vacía, en la que encontraba una notita junto a su almuerzo donde la madre le dibujaba una carita sonriente y le ponía un Dios te bendiga…Luego de comer, se ponía a hacer su tarea, después miraba por su ventana con un deseo profundo de salir a jugar, mas no faltaba quien pasara diciendo:  Esa es la casa de Bandido y aquello lo desalentaba y mejor prendía la televisión, luego la volvía a apagar pues se moría de las ganas por ir a jugar  pelota con los demás…

Conforme el tiempo transcurría, los demás se acostumbraron a ver al niño de la bandana en el rostro y el también se acostumbro a que lo llamaran Bandido y no por su nombre.  Con esfuerzo y dedicación aprendió a leer antes que muchos de sus compañeros, poco a poco se fue ganado un lugar entre los más aplicados.  En los recreos casi no jugaba  pues las burlas acompañaban los juegos, pero logro hacer amistan con Fito Chibola, un niño que también era blanco de bromas pues estaba pasado de peso. Pero Fito no les ponía atención y como era también un poco alto de alguna forma  imponía respeto.
Un día los demás patojos le convencieron para que jugara una chamusca (un partido de futbol   informal) contra los de  la otra sección de primer año y convencido por Fito Chibola accedió.  Empezó la mentada  Chamusca y de primas a primeras les metieron un gol, por lo que deberían de quitarse la camisa y quedarse en playera, todos los hicieron y el partido continuo, hasta que alguien por detrás se aproximo a Arturo y delante de todos le quito la bandana… Algunos al ver su rostro gritaron: ¡Es un monstro! ¡Es un monstro! Se armo tal alboroto  que media escuela se dio cuenta. Arturo como pudo  se cubrió el rostro con la playera y salió corriendo… Fito Chibola trato de alcanzarlo, pero no lo logro, entonces se fue directo a reclamarle al niño que había sido capaz de aquel atrevimiento.
Aquella tarde al llegar a casa, la madre lo encontró llorando, ella le pregunto, él le conto lo sucedido y siguió llorando diciendo: Mama, es que soy un mostro, un mostro… Ella le replicaba –No mi niño, tú eres un angelito, un pedacito de cielo… Él le decía: Un angelito con cara de mostro y es por eso que yo ni tengo papa…  Aquel fue un día lleno de dolor para ambos.

Pasaron los días y el niño, no regresaba a clases, sus útiles escolares estaban en la dirección, las murmuraciones continuaban, se decía que bandido era un mostro, por lo cual en el lunes cívico de la semana siguiente, la directora decidió tomar cartas en el asunto.  Reunidos todos, el claustro de maestras y alumnos les explico el porqué de la deformidad en el rostro de aquel niño, les comento que dice la medicina sobre “El Labio Leporino” y que no había razones para alarmarse, ni mucho menos para burlas, que lo mejor que podían hacer era aceptarlo tal cual era  y que niños así más que compasión precisan de amor y aceptación así como de amistad.  Aquel mismo día Fito chibola y otros de sus compañeros después de clases fueron a su casa buscarlo, tocaron a la puerta más de una vez, pero nadie contesto.  El niño solo los observaba oculto en la ventana.  Al día siguiente lo mismo y así por el resto de la semana.  La madre había hablado ya con la directora y la maestra sobre la negativa del niño de regresar a la escuela.  A la semana siguiente  fueron nuevamente sus compañeros a buscarlo comandados por Fito Chibola, todos con una bandana  cubriéndoles la mitad del rostro, el los vio y no pudo evitar el sonreírse, esta vez tocaron una sola vez la puerta y se fueron.  Luego el niño se puso a ver televisión y al llegar la madre lo encontró dormido.  Al despertarse le entrego un paquete que había encontrado en la puerta, eran un sin número de tarjetitas hechas a mano, con papelitos de colores y garabatos que pretendían ser letras, en las cuales a su manera, le pedían disculpas y le manifestaban cuanto lo extrañaban…

A la semana siguiente el Artuto regreso a la escuela y al encontrar a su salón se encontró a niños y niñas usando la banadanas en sus rostros.  Y como son los niños que son rápidos para olvidar los agravios recibidos, volvieron a ser compañeros y más que eso amigos.  Al año siguiente Arturo fue sometido a una operación que le permitió mostrar su sonrisa enmarcada con una mirada donde ya no había tristeza.
 Oxwell L’bu copyrights 2010