“Oh dios”
Hay Oh! dios que
de tanto odiar,
se llegan a acostumbrar
y se suelen trocar,
por algo que no
llegaron a pensar.
Si, se que me odias,
como odian las flores
los inviernos,
como terminan odiando,
las novias a esos
amores no fueron eternos.
Me odias y el odiarme,
se ha convertido,
en una especie de
idolatría y quien lo diría,
que piensas en mí,
de noche y de día.
Por eso hay Oh! dios,
que se perdonan,
pues cuando se asoman,
son como la luna llena
en una noche
obscura.
Hay Oh! dios,
que reivindican
los sentimientos;
que son como sarmientos,
de uvas que se convierten,
en esos vinos,
que deleitan la vida.
Hay Oh! Dios como
ese que sientes
contra mí,
que te hacen dudar
de ti y preguntarte,
el porqué me odias tanto.
Oh! Dios, si ese odio
se pudiera trocar,
en el amor que alguna
vez has venido a soñar,
sería la historia de amor,
más bella del mundo…
Oh! Dios…
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