Cuando era niño pensaba que los santos, eran imagines inmóviles, con una aureola en la cabeza y una mirada perdida en el horizonte… En mis primeros años de adolecente los miraba, pero imitarlos no me motivaba…Unos años mas tarde empecé a comprender que eran mas que imágenes, que eran mas que una figura decorativa en los templos, al leer sus biografías me di cuenta que eran tan humanos como, que no los proclamaron santos por ser perfectos, sino porque a pesar de todo dieron testimonio de amor y de fe…Se que he sido bendecido, porque he conocido santos, que quizás nunca estén en un altar, pero que siempre estarán en mi corazón.
En este mundo de obsolescencias prematuras… Sé que solo soy un punto en el universo, escribiendo versos mientras cae la tarde, que sin madera de poeta ni estrofas de canción voy escribiendo lo que me dicta el corazón, en medio de esta realidad virtual de mensajes instantáneos e imágenes fugaces, buscando un espacio para escribir al “Cortejo y Romance”.
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