domingo, 13 de febrero de 2022

“Crónicas del primer amor I”


 “Crónicas del Primer Amor”

(Primera parte)

Irreverentes y poco elocuentes los muchachos chuleaban a las patojas cuando pasaban por la esquina, envalentonados o precipitados por la presión del grupo, ya que nadie se quería quedar atrás o por lo menos aparentar que seguían al mismo paso de los demás, que eran testigos de sus metidas de pata tan recurrentes, que parecían dementes repitiendo lo mismo y esperando un resultados diferentes…

Por aquel tiempo los australianos dominaban el panorama musical de la música en ingles, con el éxito contundente de los Bee Gees, Andy Gibe,  Olivia Newton John entre otros y en español los temas de Manuel Alejandro en las voces de Raphael, Emanuel, Jeannette entre otros.  Los patojos creciendo con un tramo de retrasó en cuanto a la madures, comparado a las chicas que crecieron con ellos y eso les provocaba mejor poner los ojos en muchachos un poco mayores.  No cabe duda que la vida en aquellos días les mostraba la cara cruel, pues ellos queriendo y sin poder alcanzar ese bocado que les endulzara el paladar.  Iban a los repasos y se quedaban en la entrada, tratando de aprender cómo se lleva a una chica cuando se baila, viendo a la doncella de sus sueños, soñando en los brazos de otro, que los aventajaba en edad y estatura.


En aquellas ilusiones prematuras, el enamoramiento era una caricatura cuya impostura les dejaba un sabor a hiel… Por eso algunos mejor preferían fantasear en silencio o escaparse a soñar  con las colegialas que les eran esquivas.  Se preguntaban una y otra vez, ¿Que habría pasado con ellos? cambiar tanto y tan de repente en su forma de pensar y sentir.  ¿Cómo era posible que hoy querían estar? con las mismas que ayer hasta llegaron a odiar. Sería que el demonio se confabulo  con la vida para meterlos en ese infierno donde se tiene hambre, pero solo hay chicharrones y ellos sin dientes…

Pero la vida que siempre compensa un día los pone a crecer, pero se cobra con granos en la cara y una especie de gorgojo en la garganta…Y cabello donde ayer no había y sobre  todo esa dosis de libido que ni el bromuro de potasio era capaz de controlar.  Y  así como un rio desbocado  que poco a poco va encontrado su cauce cada uno iba buscaba la horma de su zapato, o como decían para una descocida siempre había un roto.


Pero también  habían aquellos ilusos soñadores que esperaban a la princesa de los cuentos de Adas, ese mujer ideal que alguien les planto en la mente de tanto oírlo y así cual si fueran penitentes siempre estaban esperando a ese ángel vestido de mujer que los pusiera a gravitar  entorno a ella, como si fuera su sol, como el ruiseñor que espera a que retoñe en el jardín la rosa, esa que atrae a las mariposas pero espera al ruiseñor… Y es que así de loco es el amor y más cuando es el primero  que se espera con toda la ilusión del mundo, en esa edad de la inocencia, cuando no se tiene conciencia de los momentos perdidos… Cuando  no hay pasado que recordar y el presente es un deseo recurrente para ser un poquito mayor y así poder gobernar la propia vida y esquivar las prohibiciones.


Que inútil es una experiencia no vivida, que falaz es un sentimiento cuando es fugitivo de sí mismo o cuando las razones se tiran a un abismo cuando no consiguen  llegar a acuerdos con el corazón, que se emborracha de obsesión ante una sonrisa, ante una mirada de una niña  ilusionada o que se siente enamorada de un príncipe que no encuentra el caballo blanco que le conduzca a su lado y solo ve a aquel muchacho de sentimientos alborotados, que no encaja con ese ideal de los cuentos de princesas que alguien le leyó noche tras noche antes de dormir.


Los patojos creciendo entre verdades falaces que se aceptan porque alguien mayor las dijo, jugando al acertijo y pelando los ojos como capulinas cuando les cae en las manos una revista con señoras que viven en tal lipidia que no alcanzan a comprarse ropa. 

Oxwell L’bu copyrights 2011

#Cronicasdelprimeramor

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