viernes, 11 de mayo de 2012

“Una Pisca De Sal”

“Una Pisca De Sal”
(Una Carta A Mi Madre)

Hoy hago un alto en el camino y veo la senda recorrida, los años compartidos y renacen esas memorias de esas bellas historias que vos escribiste en mi vida.

Se que fui y sigo siendo parte de vos,... que en ese proceso simbiótico en el que yo crecí y vos menguaste y a la vez desarrollaste un corazón que no te cabe en el pecho; hoy que soy un hombre hecho y derecho, no consigo apartar de mi al niño que arrullaste, al que mimaste y que por ser tan tremendo también regañaste… Hoy vienen como manantiales todos esos recuerdos que producen en mi, caudales de gratitud.

Aun mantengo vivido el recuerdo, aun que un poco nebuloso, de esos momentos en que me amamantaste, de tus desvelos en mis noches de enfermedad y de esa carita de ángel cuando me enseñaste a rezar. Aun resuena tu voz dulce y afinada en mi corazón cuando me arrullabas cantándome boleros; aun escucho tu voz catando esas baladas inolvidables cuando te ponías a planchar. Sé muy bien que mis calificaciones en la escuela, no eran motivo de orgullo y que mi conducto dejo mucho que desear, aun así vos eras la primera en la fila que aplaudía de pie mis versos mal logrados, en esos intentos de poesía en los actos escolares… 
Pero el niño crece y sus alas empiezan a brotar, con aletazos de rebeldías que vos supiste apaciguar. Tierno y adolecente, un tanto demente mi lugar en este mundo empecé a reclamar y vos con paciencia me llevaste a comprender, el respeto no se impone, sino se gana.

Sabes aun no se me olvida aquella madrugada, de aquel diez de mayo, cuando Salí aun de madrugada hurgando en los jardines del barrio, para encontrarte las flores más bellas, las cuales hurte de los jardines, te hice una tarjetita a la que le imprimí versos de colores, pues quería declararte mi amor, pues aun sabiendo que eras la novia de mi padre, yo me sabia tu eterno enamorado…

Hoy que las canas empiezan a poblar mi cabellera, hoy que veo que soy un cualquiera; se que los motivos para llenarte de orgullo han sido insuficientes, pues ya ves, corrí una maratón entre el montón y como dice la canción de Arjona, llegue entre los últimos cuando ya casi estaba la competencia por cerrar, aun así aplaudiste mi esfuerzo y hasta me mandaste a imprimir una playera con mi nombre junto al de nuestra tierra. Imagino que cuando lees o escuchas que alguien me llama poeta, en tu interior vos has de decir: si supiera que esos versos yo los escribí en su alma…

La tarde va cayendo y sé que de pronto caerá la noche y no sé cuantos amaneceres la vida nos dará de lo único que si tengo certeza, es que vos y yo somos de una sola pieza a la cual el creador partió en dos pero seguimos siendo uno, pues somos como los espines de un electrón. ¡Ojala ¡ la vida nos permita seguir escribiendo este capítulo de nuestras vidas, con ese toque de locura, con esa pisquita de sal que vos siempre le has puesto a nuestras vidas.
Oxwell L’bu Copyright ©2012

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