lunes, 2 de marzo de 2020

A Ernesto Cardenal

***Ayer, murió el poeta***
(A Ernesto Cardenal)
Ayer murió el poeta…
El que mando más de una vez
a las preocupaciones a pasear
en bicicleta.

El que nunca se permitió
ser del destino marioneta,
el que siempre se revelo,
al que la vida nunca domo.

Rebelde y cautivo se hizo,
ante la vida aceptó el compromiso,
pues el siempre quiso,
ver una America unida.
antes de su partida.

Ayer murió el poeta…
Nadie lo extraño, porque
estando presente muchas
veces nadie lo noto.

¿Será? Que sustituyen
su presencia los versos
que dejo...
¿Será? Porque en realidad
nadie lo conoció, pues lo
que importaba eran sus letras.

Quien saben, quién
asistió a su funeral,
quizás solo los grillos
con sus violines dormidos
y los pájaros con sus flautas
cayadas.

Le acompaña el silencio,
llora por él la soledad
y la luna se ha cubierto
el rostro con una nube gris
y los árboles se han cubierto
con cenizas.

Las estrellas parpadean
su tristeza y en plena noche
se pinta un arco iris en el horizonte,
donde se deslizan sus últimos versos.

Ayer llego esa mujer misteriosa,
a la que siempre esquivo…
Él le pidió ver la próxima primavera,
ella solo lo miro.

Después de un largo silencio,
con un beso el último suspiro
le arrebato…

Dicen que tenía en las manos,
una pluma y un trozo de papel,
nadie sabe con certeza que era
lo que escribía.

Unos dicen que eran verso de amor,
otros que era una carta de despedida,
alguien más dice que eran versos celestiales
y por eso fue llevado el tercer cielo.

Dicen que los últimos versos los escribió,
con tinta del corazón…
Que luego la muerte los quiso incinerar,
 Para que la vida no los leyera.

El viento impetuoso el fuego apago
y una mariposa con la ayuda de un
huracán se los arrebató  y se los llevo
al jardín de las eternas primaveras.

Hoy en esos jardines florecen,
nuevos versos, nuevas poesías
y aun que nadie recuerda el
nombre del poeta.

Hay algo que nadie olvido
y es que ese amor a la vida
es el único que puede llevarnos
a una muerte feliz,
porque ni los poetas
consiguen esquivar a la muerte,
a pesar de que suele
enamorarse de ellos.
Oxwell L’bu Copyright © 2011

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