Cuando escribir es una pasión, se desborda el corazón, en cada línea que se escribe y aún sin pretenderlo, como flores en primavera surgen los sentimientos, que tiene su raíz, allí donde se atesora lo más preciado en la existencia.
Cuando escribir es una pasión, no existe la doble intención, ni la manipulación, porque eso seria traicionarse así mismo y los verdaderos sentimientos desconocen el cinismo del manipulador y la mentira del embaucador.
Es que el amor, siempre encuentra formas de sublime expresión, para darle cause a lo que vive y vibra en el corazón. No busca el aplauso y la pleitesía, ni siquiera la aprobación, pues de hacerlo dejaría de ser pasión.
Las musas gimen y hay un grito que desgarra el alma, para que en forma de suspiros, las palabras le den expresión, a lo que de otra forma, moraría soterrado en las latitudes más profundas del ser.
Por eso cuando se escribe con pasión, quien lo lee lo percibe y recibe esas caricias al alma...
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