“La dulzura de sus labios en el café II”
Aún no amanecía y yo estaba allí, solo, por no decirlo abandonado, porque ella se había marchado, como gato en el tejado, sin decir nada, sin decirme adiós.
Y no, no me molestaba que casi se hubiera terminado mi café, sino que ahora no habría azúcar que me lo endulzara con esa miel de sus labios. Mientras me servía, otra taza de café, veía cómo humeaba y su aroma inundaba la atmósfera, donde aún se sentía el aroma de ella.
Estaba a punto de protestar, cuando de repente te vi entrar; como entra el sol por la ventana, con la luz de una sonrisa, la suavidad de una caricia y pan para el café, entonces la abrace y la estrecha hacia mí, sin decirle nada, porque no era necesario, luego la besé y en la emoción del beso, botamos el café.
Luego ella vistió mi mesa desnuda con un mantel, puso el pan sobre la mesa y con delicadeza, colocó una flor en un vaso con agua, pues yo no tenía floreros. Y cuando estuvo listo el café, me beso y me invito al placer de tomarnos ese café endulzado con sus labios, mientras la música de nuestros besos, nos acompañaba.
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#cafe
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