Se sintió desarmada,
cuando lo vió acompañado pasar;
pero como aquello le podría pasar,
si a ella el, no le interesaba.
Pero se sintió celosa,
aunque se juraba así misma
que era otra cosa,
quizás solo su orgullo de mujer.
Que sintiera algo por el,
eso no podía ser;
pues pensaba que si ella
así lo hubiera querido,
el comería de su mano.
Pero lo cierto es que el iba con otra
y ella sentía una mezcla de celos
y rabia de pensar, que el de ella
se hubiera podido enamorar.
Pero pensaba que aún no era tarde,
porque si debajo de las cenizas,
siempre hay una llama,
cuanto más habría debajo
de un fuego que apenas
se empezaba a avivar.
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