domingo, 12 de julio de 2020

Ella, vida de mi vida

Ella era como una flor silvestre,
floreciendo en medio de los arbustos,
pero era tan bella, que era imposible
que se perdiera entre la maleza.

Sus ojos tenían el encantó,
de un lucero en la alborada
del amanecer...
es que su sonrisa era el mismo
amanecer.

Sus encantos de niña mujer,
la hacían mágicamente irresistible;
pero su belleza iba más allá,
de sus dotes de mujer, 
más allá de su bella presencia.

Porque había en su corazón nobleza,
en su alma pureza y su trato eran
tan amable que era imposible,
no enamorarse perdidamente 
de ella. 

Yo era un arbusto seco,
sin presencia, ni belleza,
hierva lista para arder
en la hoguera.

Pero tú llegaste a mi vida,
trayendo tu primavera;
has sido agua para mi sed,
has sido quien ha saciado mi hambre
por vivir y le has dado a una
razón a mi existir.

Que más le puedo pedir 
a la vida, si tú le has dado 
Vida a mi vida.
Oxwell L’bu copyrights 2020


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