viernes, 23 de agosto de 2019

***Viviendo a la vecindad del amor***

***Viviendo A la Vecindad Del Amor II***
Con esa recurrencia de sus impaciencias,
se asomaba a cada instante a la ventana,
con la esperanza de verla salir.

Ella, lo sabía pero entre pláticas de mujeres,
aprendió que es mejor así: Que el hombre
espere, aun que una se reviente por mirarlos.

Pero aquella lógica femenil atentaba contra
el corazón y era contraria a la razón…
Pues si el sentimiento vive hay que dejarlo Palpitar.

Pensaba: Si hoy puedo ser feliz, para que esperar,
si los días lúgubres llevan sin avisar…
Y un día la melancolía vine a la vida a acampar.

Por lo que se inventaba cualquier pretexto,
para salirlo a encontrar…
Al verla, el dejaba hasta su sombra, salía
corriendo como un niño tras un manjar.

Aquellos momentos de pura felicidad,
por el simple hecho de verse, de acariciarse
con la mirada y sentir la respiración del otro.

Eran motivo suficiente para apostar lo que
no podían perder…
De tropiezo en tropiezo el amor los doblego
y de aquellas antiguas rencillas nada quedo.

Ahora eran como palomas que no pueden ver
mas que en una dirección y esa la señala el corazón;
Pero tanta alegría no podía pasar desapercibida.

Porque es mas común ver a la gente tragando
taros de amargura, que vino de felicidad,
por lo que la alegría de otros resulta novedad.

Una tarde, en una de esas escapaditas “discretas”
el padre besándose los encontró…
Y se imaginan la que se armo.

Porque el, no se daba cuenta que su princesita
ya usaba sostén y que sus curvas eran autopistas
en la hora pico.

Para el, ella seguías siendo el corderito de su rebaño
y el otro no era más que el lobo ferros que llegaba
nada mas que para hacer daño.

Entro a la casa desagraviado, enfadado con la princesita
a su costado llorando a mares…
La madre afligida pregunto: ¿Qué paso?

El padre en privado le explico, mandando a su cuarto
a la princesa y sin mayor delicadeza su enfado mostro;
La madre replico: ¡Que te aflige! Si lo mismo hicimos tú y yo.

Después de varios días el padre a regañadientes acepto
sin aceptar y lleno de esos celos de padre que no lograba
disimular…

Porque toda bella historia siempre encontrara oposición,
pero nunca faltaran los aliados que siendo cómplices,
permiten que se escriba una nueva historia de Amor.
Oxwell L’bu Copyright © 2011

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