La vida con sutileza lo fue
llevando por un camino,
sin retorno donde
irrevocablemente se
marcaria su destino.
El, al que la poesía, las palabras
tiernas no le decían nada,
porque eran pura cursilería,
algo equivalente a la porquería,
que no deja si no el hedor.
Porque para el amor era solo
una relación de conveniencia,
donde por ese insistencia,
de la sociedad todos caían.
Pero el, era inmune a esa bacteria,
que no a pocos ha dejado en la miseria,
porque es como una histeria que se
manifiesta de forma abrupta,
para luego menguar…
Pero quien le iba a decir que es la
vida la que nos enseña a vivir
y el Amor llega así…
De repente, sin avisar y donde
menos se espera, porque no
es camino, ni carretera si no
un milagro que se da cuando
ya no queda esperanza.
Porque: ¿Quién puede decir,
que no nació para amar?
¿O que el amor es una quimera?
Cuando el amor es parte de la
esencia del ser humano.
Es que el amor, no es una profesión,
una entretención o distracción,
es una vocación a la que todos
hemos sido llamados.
Y si ignoramos su llamado un día
llegara por un costado con una
fuerza superior a la de un ciclón,
provocando un terremoto en el corazón
y un caos en el intelecto…
No importa cuanta fama, fortuna, éxito
o realización tenga una persona,
sin amor todo eso no es nada y de eso
puede dar testimonio quien se encuentra,
próximo a cruzar el umbral.
Oxwell L’bu Copyright © 2011
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