domingo, 11 de agosto de 2019

“Ese café mañanero”

"Esa Café Mañanero. .."
Despierto y me parece que todo ha sido un sueño y en ese entre sueño, que es una mescla entre la imaginación y realidad empiezo a levitar, agotado pero contento, me levantó de la cama.

No encuentro mi camisa y mi pantalón se quedó haciéndole el amor a tu falda, te acarició la espalda...Con el alma desnuda salgo de la habitación, veo en el espejo del baño, mi cara de satisfacción, es que le entregue mi corazón; me cepillo los dientes esperando que la pasta no anule el sabor de tus besos.

Me dirijo a la cocina, preparó el café y la pasión aún no se fue. Me siento frente a la mesa y para mi sorpresa, me encuentro con esa diadema, que de tus prendas fue la primera que cayó...La tomó entre mis manos y tiene aún tu aroma y el sonido de la cafetera se entromete en mis recuerdos. Mientras me sirvo una taza de café y la endulzo con esos recuerdos que junto a ti acabo de vivir, una a una sé revelan frente a mí las imágenes, de cada momento compartido, ha sido tan sublime tu entrega, que me lleva a dudar y me preguntó si otra vez volví a soñar...Tus besos han sido el elixir que me extasió y tu sensualidad la causa que mi pasión desbordó. Fueron tus pechos altivos los que delataron tu excitación, yo sentí que se me salía el corazón.

Una a una fueron cayendo las prendas, que ya estorbaban, uno a uno se fueron lanzando por la ventana los pudores y prejuicios y se nos volvió un vicio besarnos hasta quedar sin aliento…

Al verte desnuda no pude evitar que mis manos te quisieran acariciar, te recorrí toda y te sentí estremecer, eras como una guitarra entre mis manos lanzando gemidos inefables que ponían a vibrar las cuerdas del alma. Besé tus labios, tu cuello y cuando llegué a tus senos, tus pezones coquetones me mostraron el camino a tu ombligo, allí me quede por un momento, pero tus manos impacientes dirigieron mis labios a tu universo...Allí como un colibrí hurgue buscando esa miel que disipa cualquier hiel. Te escuché gemir, te sentí temblar, tu pecho no se dejaba de agitar, hasta que casi te escuché gritar ¡Ya no puedo más!

Poco a poco te solté y con sublimé ternura te penetre, eran tus entrañas un volcán en erupción que desbordaba esa pasión que siente una mujer cuando entrega extasiada su alma enamorada al hombre que desde niña anhelo.

Aquella noche quise eternizarla y aún que el cansancio nos vencía, cada vez que despertamos reanudamos, aquella batalla de dos cuerpos amándose. Así nos llegó a amanecer, yo contemplando tus formas de mujer, tu suspirando y buscándome en tus sueños...Al despertar un café he venido a preparar y lo he endulzado con esos recuerdos, que vuelven a provocar el deseó. Sintiendo esa erección y lo agitado de mi corazón me apresuró a ir a la habitación y al llegar me encuentro con ese paisaje espectacular de tu cuerpo tendido de espaldas en mi cama, con ternura te despierto, tus bebes de mi tasa un sorbito de café y al ver mi deseó, el tuyo despierta y volvemos a ser dos cómplices colándonos en el paraíso

Oxwell L'bu copyright 2016

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