Yo sé, que no lo ha notado, que me acercó a usted, como un pecador al confesionario, con cierto grado de temor y quizás también el pudor, de no poderle confesar, lo que es inconfesable.
Acaso no lo ha notado, como la miro, que se me va el alma en un suspiro, cuando pasa cerca de mi. Si, lo sé, que quizás no lo ha notado, con tantos que viven de usted enamorados.
Porque es usted, quien se roba las miradas, dejando almas alborotadas, es usted la princesa de los cuentos de Adas. Es usted el sueño de muchos y la pesadilla de quienes aspiran a su amor. Por su ingenua indiferencia, por su trato que parece estar en inconsistencia, y porque provoca que el corazón arda de ansiedad...
Es su sonrisa de amabilidad, su trato tan cordial, aunado a su belleza, los que confunden a cualquiera. Pero sabe, yo la veo más allá, de sus encantos naturales, más allá de su singular belleza, y perdone mi torpeza, pero no se como explicar, cómo la ve mi corazón.
El susodicho de siempre
P.D. Sírvase usted, perdonar a este corazón desaforado, si es que se a desbocado...
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