sábado, 29 de diciembre de 2018

***Cuando ya no me acuerdo de mí***

***Cuando ya no me acuerdo de mí***
Siempre fui un tipo irreverente
y quizás hasta demente,
una mescla de bohemio y soñador
aterrizando al que la vida no ha domado.

Nunca fui animal doméstico, ni mucho menos
la mula a la que le pueden cargar todas las culpas;
siempre fui un cazador furtivo de quimeras,
un tipo iluso, pero que se rehusó a ser intruso
de su propia vida.

Siempre fui de esos que se desvelan escribiéndole
versos a la luna, haciéndome acompañar por los grillos, que más de una vez le pusieron música
a mis coplas; siempre fui de esos que creen en el amor, ese dónde  no interfiere un papel y uno no se siente comprometido, sino enamorado.

Pero hoy al verme al espejo me pareció que no me reconocía y no lo digo por mis canas pues ellas están en proporción a mis ganas de vivir...
Ni tampoco por la arrugas, que creo me sientan bien,
pues una ventaja de no haber sido tan guapo,
es que con los años no se nota y hasta suele suceder,
que uno mejora un poco.

Pero a veces al verme al espejo ya no me acuerdo
de mí  y me  dan unas locas ganas de fugarme al pasado... Para reencontrarme con ese tipo desalineado que vivía de la vida enamorado.

Me veo al espejo y no sé si por el hecho de haber pasado tiempo sin verme, apenas me reconozco
o será que uno se niega a verse como otros lo ven;
me veo y pienso para mí, cuando carajos cambie,
cuando el tiempo me pasó encima.

Me veo y observo que he cambiado, pero mi esencia
sigue intacta y mi locura sigue acompañándome
y haciéndome la vida más tolerable...
Me doy cuenta que la inspiración sigue siendo amable
y de vez en vez me envía una de sus musas a besarme en la boca.

Hoy veo en mi ese dejo de tristeza que no me consigo
sacudir y es posible que se haya apagado ese fuego
en mi mirada y me haya vuelto un tipo predecible,
algo que para mí era inconcebible.

Me veo al espejo y apenas consigo ver a ese niño
que aprendió a no sabotearse la felicidad,
ni postergarla...
A veces se me pierde ese adolescente que vivía
con las hormonas alborotadas y las ganas,
como soldado firmes y a la orden,
para poner en desorden los sentimientos.

Hoy quiero verme al espejo y reencontrarme
con todo eso que la puta rutina quiere mandar
a la mierda, hoy quiero sacudirme ese dejo de tristeza
y cambiarlo por alegre esperanza.

Quiero verme al espejo y verme como me miraba
mi madre...Ver al Niño que ella acariciaba, ver al
adolescente que ella le puso alas y porque no
verme buen mozo y hasta guapo como ella
me miraba.
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