martes, 5 de abril de 2011

***Deyabu***

***Deyabu***


Voy caminado con mi perro,
por estas calles que yo ya conocía,
el va olfateando horizontes…
Buscando la marca que ya dejo,
pese a que físicamente nunca
hemos estado aquí…

Cuanto espere este fin de semana,
cuantos días soñando y añorando,
esa libertad de andar por la vida
sin estar sujeto a horarios,
ni a personas cuyas murmuraciones,
por respeto hay que responder…

Por lo que me levante temprano,
desayune lo que pude,
tome el collar del perro,
lo subí al carro y me fui sin mapa,
destino o dirección hasta donde,
la gasolina me alcanzara.

Abrí la ventana para sentir los besos
fríos del viento…
Encendí la radio y cante todo pulmón
total no era para un concurso de televisión.

Llegue a un lugar de este hermoso planeta,
¿O a caso? Hay un lugar donde no este
la huella de Dios.

Mi camino terminaba allí, precisamente
donde empezaba…
Pues cuando algo termina, otra cosa esta
por empezar…

Los arboles semidesnudos se mecían
a merced del viendo,
el pasto cubierto de roció era una alfombra
celestial que se tendía cual si fuera una invitación,
el cielo azul surcado por las aves que volvían
luego del invierno.

Todo era novedoso…Las montañas, el viento
silbándome a los oídos, las flores abriéndose
paso entre la maleza y para mi sorpresa,
mi corazón tenía la certeza que ya estuvo aquí.

Pero mi cabeza le repetía una y otra vez,
eso no puede ser porque lo nuestro siempre
ha sido esa selva de concreto que guarda
celosamente los secretos anhelos del corazón.

Pero de mi no se borraba esa impresión,
de haber camino por esa vereda,
de haber respirado esos aromas,
y haber llenado mis ojos de su paisaje.

Conforme mas avanzaba mayor era mi certeza
y conociéndolo sin conocerlo,
quería descubrirlo, no quería irme de allí,
ese lugar que en mis sueños conocí.

Deja vu es la sensación de haber estado allí,
una alteración del estado de conciencia,
dicen los que se apoyan en la psicología.

Pero para esta vida mía…
No es más que una expresión de los anhelos
que guarda el corazón,
no es más que una evocación del alma.

Porque cuando ella se ve triste y aprisionada
por nuestros intentos suicidas de éxitos,
cuando buscamos popularidad y admiración,
ella tiene esa intuición de que al final
solo alcanzaremos una gran decepción.

Y por eso extiende sus alas y nos lleva
adonde no queremos pero anhelamos,
a donde los sueños dejan de ser sueños
pues son realidades que somos incapaces
de palpar y abrazar…

¡Yo ya estuve aquí!
¡Yo a ti te conozco!
¡Yo conozco este lugar!
Y no fue en otra vida,
quizás en otro instante…

Porque Dios nos puso delante
todo lo que precisamos para
ser felices…
solo nos basta dejar de contemplar
las cicatrices…
Y ver mas allá de nuestras narices.

Oxwell L’bu
Foto: Internet


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