Como un bello amanecer
despertó a la vida
con sus días de sublimes
alegrías, con la frescura
del rocio de la mañana.
Al dar el medio día,
en su rostro irradiaba
como flor la alegría
y en sus ojos tenía el reflejo
de un espejo.
Al atardecer se sintió mujer
empoderada y pensó
que nada podía detenerla
y se reveló incluso contra
su propio corazón.
Al anochecer, llegó la soledad
a abrazarla, ella quiso soltarse,
pero se dió cuenta que fue
ella quien la invitó a su vida.
Oxwell L’bu copyrights 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario