Que hermoso es recordar esa edad, cuando uno veía a las niñas con cierto desdén, algo así como si tuvieran piojos...Poco tiempo después, uno las veía con ese va y ven de sus faldas escolares y sin comprender, el porque, uno pasaba de verlas a contemplarlas...Hasta que un día de repente se metían en la mente eclipsando la razón, adueñándose del corazón.
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