Hay un sentimiento, que escarba en lo profundo del ser, para insertarse en lo más íntimo del corazón y pone a vibrar las cuerdas del alma...
Más allá de los fantasiosos enamoramientos, provocados por las flechas de Cupido; más allá del romanticismo de las historías de amor, más allá de las ilusiones con las que fantaseamos...
Hay un sentimiento, que nos trasciende e irrumpe en nuestras vidas, para mostrarnos la razón de nuestro existencia. Sin importar, si tomamos o no conciencia, ese sentimiento está allí perpetuamente.
Hay quienes han amado y lo han olvidado y se abrazan al cinismo y se niegan, y niegan a los demás ese sentir. Hay quienes creen que aman, pero no aman porque en verdad viven enamorados de si mismos; hay otros que se ilusionan y emocionan, pero el amor les dura solo un momento.
Pero hay otros, que se dejan llevar a sus profundidades, no calculando, sino confiando, no buscando con egoísmo, sino dándose a sí mismos. Son los que al final, son testigos del amor y del impacto que este tiene en la vida, cuando eclipsa la existencia, entonces el alma, la mente y el corazón cobran conciencia de que el amor es el Amor.
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