“Y se quedó esperando…”
Con más que ilusión,
en su corazón, rivalizando
con el presupuesto,
se dio a la tarea de hacer
lo que tenía dispuesto.
No le importo, que sus amigos
comentaran: Que cursilería…
El se fue a la tienda y le compró
unos globos en forma de corazón,
le escribió una tarjeta y también
flores, total todo era poco
para aquella princesa.
Ella había quedado en acudir
a la cita, pero el muchacho
que ella pretendía, el mismo
que la dejó plantada y más
de una vez le pasó a la chica
de turno en la cara,
por fin se fijó en ella.
Ella acariciaba esa estrella
y se le olvidó por completo,
la cita que con el otro chico
tenia, total aquello sólo era
una fantasía.
Y así, se quedó esperando,
pero ella nunca llegó,
se preguntaba si sería
el tráfico que la atrasó…
Y se pasó las primeras
horas en aquella banca,
buscando justificaciones,
para su indiferencia.
Y así con su cara de bobo
enamorado, unos globos
con corazones, una tarjeta
con una declaración indiscreta
y unas flores que palidecían,
se quedó esperándola…
Pero nunca llegó y así
más que dolido, decepcionado,
emprendió el camino de regreso
por el bulevar de los sueños rotos;
allí se encontró con una niña
que vendía chucherías y le
dio los globos, las flores
se las dio a una muchacha
solitaria y la tarjeta la rompió,
con lo que no supo que hacer,
fue con su corazón roto…
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