Tú que tienes ese sexto sentido
que no te miente, tú que tienes
esa intuición que nunca engaña
a tu corazón...
Deja de dudar, deja de escuchar
a los que envidian tu felicidad,
a los que tiran la piedra
y luego esconden la mano.
Mírame a los ojos y en ellos
descubrirás la profundidad
de mis sentimientos;
sentimientos que se vierten
como un rio que corre alegremente,
hacia el mar de tu amor,
porque solo en el, se pueden renovar
y renacer, como un bello amanecer.
No permitas que los pajaracos
del mal consejo y los celos,
aniden en ti, porque una vez allí,
sospecharas de todo y empezaras
a dudar y así el amor no puede madurar
y menos volar.
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