“En la estación de tren II”
Fuimos dejando atrás
la estación del tren,
ella caminaba rápido
con paso determinado,
yo un tanto chiveado,
sin saber que más decir.
Es que ella me desarmaba,
con su mirada,
pero cuando sonreía
yo sentía, que aunque
fuera un poquito,
le agradaba.
-En serio, no tenias
algo que hacer? Me dijo,
-Si, pero ahora no hay
nada más importante,
que caminar junto
a ti mujer.
-Y si te dijera que voy
a juntarme con mi novio…
Aquello arruinó mi repertorio
y dolió peor que un supositorio,
pero el coraje insistió.
Y le dije:
-Pensaría, que, que
hombre más afortunado,
si siento estar subiendo
al cielo a su lado, no puedo
ni imaginar, cuando
el la ha besado.
Sonrió! Y el rubor en
sus mejillas se encendió,
-Y si le dijera que estoy casada.
Eso si que dolió y me desarmó,
pero algo en mi no se convenció.
-Le diría, que no permitiría,
que una mujer como usted,
anduviera sola.
-Y eso porqué?
-Porqué las flores que
no se cuidan, alguien
más las corta.
Se volvió a reír,
entonces comprendí,
que me estaba dando
larga, para mantener
la conversación.
-Y siempre haces esto?
-Qué ? Le pregunté
-De esperar a mujeres
solas en la estación
y luego seguirlas para
entablar conversación.
-No, no por favor,
yo no soy un cazador,
solo un tipo bobo,
que acaba de conocer
el amor.
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