Ella cerraba los ojos si apenas yo me acercaba, porque quería soñar, porque quería besar y de pronto levitar, para tocar las estrellas…
Su inocencia salvaje, me daba el coraje, para quererla, como se quiere a lo mas sagrado que se tiene; ella era así mágica y sencilla, sublime y soñadora y sabía hacer de cada momento, algo inolvidable…
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