Y entonces me pongo a evocar tu sonrisa y con urgencia y con prisa, mis manos dibujan tu silueta y recrean cada forma, porque tu cuerpo, es como la horma del zapato de mi existencia.
Ay mujer! No me pidas que tenga paciencia, si cada segundo cuenta o a caso no te das cuenta, que esta vida solo es vida, si estás aquí y le pones colores a mi existencia.
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