Tú que has sido ese hombro donde apoyarme, esa mano para acompañarme y has estado allí para escucharme… Tu que has sido mi amiga, a pesar de mi, de saber de que pata cojeo, de conocer mis defectos y mis miserias.
Tu has sido mi cómplice en el camino, sin pretenderlo y de ti me he venido a enamorar, como se enamora un adolescente de su primer amor…
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