Amiga, el tiempo es como las olas del mar va y viene y de alguna forma retiene las memorias de lo vivido y compartido…
Sabes que me ha encarado la soledad y me ha besado en la boca, he sentido sus manos frías acariciando mi espalda y apagando abruptamente mis deseos…
Amiga, mi querida amiga, se pudiera respirar el perfume de tu aliento y la brisa suave que tenían tus palabras, el frió de la soledad, no dejaría congelada el alma; si tu dulce compañía era mi alegría y solo con escucharme mitigabas mis tristezas y hacías que las penas fueran buenas, así de mágica era tu compañía.
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