En mi jardín de otoños,
apareció usted, así tan de repente,
se apoderó de mi corazón y mente,
sin hacer mayor esfuerzo...
Le bastó una mirada
y ese fue el flechazo,
que me dejo prendido a usted;
su aroma embriaga mis sentidos
y aunque no la he besado,
llevo el sabor de su vino en mis labios.
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