***Cuando nos besábamos***
En la profundidad
de ese sentimiento,
que le profese,
el alma y corazón
sin que me los pidiera,
se los entregue.
Besarnos era una ofenda de amor,
que encendía el rubor,
de sus mejillas ...
Cuando la abrazaba,
mi corazón le gritaba
que la amaba.
La acariciaba cuando
la miraba y al tenerla cerca,
infinita ternura derrochaba;
a veces no besábamos
con los ojos abiertos,
para corroborar que todo
aquello no era un sueño.
Y cuando los cerrábamos
nos transportábamos al paraíso,
perdíamos el aliento y nuestros
latidos eran esa bella melodía,
que nos acompañaba de noche
y de día...
Pero un día, así de repente,
todo terminó...
Fue como despertar abruptamente,
de un bello sueño;
del que tratas de volver a conciliar
el sueño, para volverlo a soñar,
pero es imposible cuando deja
de ser el sueño de dos.
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