Mira qué hay quienes, no pierden
esa costumbre de sembrar cizaña
y lo hacen con más de una artimaña,
mezclando verdades a medias,
inventando y exagerando.
Porque una vez que los ha picado
la serpiente de la envidia,
su veneno se expande por todo su ser,
se aloja en su corazón y se manifiesta
en su lengua..
Si, el amor a veces es una locura,
para la que no hay cura, que no sea el amor;
pero no falta quien vea con amargura,
que dos se aman de verdad y les choca
su felicidad y entonces empiezan a conspirar,
para acabar con esa alegría que a ellos,
les causa apatía.
Si, esté amor también tiene sus detractores,
esos que arrasan con tractores,
los jardines y sus flores que va sembrando,
los que con todo su ser van amando
y dejándose amar.
No, no les prestes atención, a los que con
su cizaña, solo dañan al corazón
y confunden a la razón...
Porque uno quizás no pueda evitar,
que los pajaracos sobrevuelan en la cabeza,
pero si impedirles que hagan nido.
Por eso yo te pido, que escuches a tu corazón,
que el siempre tiene la razón y esa corazonada,
que te dice: No seas tonta, que ahora eres amada,
como nunca te amaron, por eso hoy no eres
un ave en cautiverio, pues puedes volar
y nuevamente amar.
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