Vi sus pupilas nublarse,
por una nube de desencanto,
luego vi la lluvia incesante
de sus lágrimas.
Lloraba sin cesar,
lloraba sin consuelo,
yo la quise abrazar,
sin decir nada,
solo abrazarla.
Porque hay momentos,
en que las palabras,
no dicen nada,
no son necesarias
y un abrazo es
tan elocuente.
Hay momentos en que
nada sustituye la presencia,
de alguien que te escucha
sin juzgarte y te ama
sin tocarte.
Me quede allí,
sin decir nada, pero
haciéndole saber
que estaba,
si me necesitaba.
Luego qué pasó
la tempestad de su llanto,
me miro y con una ligera
sonrisa, su rostro se iluminó.
Y contemple ese sol
en su rostro y vi
el reflejo de mis ojos,
en su mirada acariciandola,
con inmensa ternura.
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#lagrimas
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