Nada como un mañanero...
Despertar temprano en un día cotidiano,
para disfrutar de un mañanero,
aromático suculento...
Beberlo poco a poco, como besando
la tasa, en el jardín de tu casa;
escuchando a los pájaros agradecer
por un nuevo amanecer...
Son de esos gustos que en la
vida uno se puede dar, cuando se toma
el tiempo para lo importante y deja
a un lado lo urgente...
Si, esas cosas que siempre exigen de
nuestro tiempo y vida la prioridad,
pero que en verdad no lo son.
Siempre lo he dicho: hay más flores
en los cementerios que en jardines
de las casas y yo no quiero esperar
a estar metido en un cajón,
para disfrutar de la naturaleza,
disfrutar el estar solo conmigo mismo,
pero acompañado por un café,
que me deje ese sabor a los besos
mañaneros y el recuerdo de mil
te quiero.
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