Llegó a su vida y sano la herida
y en poco tiempo hasta la cicatriz
desapareció...
Se estremecía cuando la acariciaba,
tocaba el cielo cuando la besaba
y su alma vibraba cuando la tocaba.
El era la fuente de todo aquello,
que sentía y vivía junto a él...
Pero el no era la fuente,
el solo tendió puentes donde
habían abismos, abrió puertas
clausuradas y le ayudó a descubrir
toda la ternura que de ella podía emanar
si se decidía amar...
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