Salí al jardín por un momento
y su quietud me atrapó,
me quede pensando, no recuerdo qué.
Y una rosa empezó a sonreírme
con una dulce insistencia
y me pregunté que querría;
quizás arrancarme un suspiró,
quizás provocarme un verso
o evocarme el aroma de los besos
de una doncella.
No lo sé, más lo cierto es que me dejo
atrapado en su sonrisa,
una sonrisa franca e insistente
y el viento se sintió celoso
y se puso a bailar con ella
y quien sabe quizás le robó
una caricia.
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