No, no me gusta verte llorar, pero cuando lloras de felicidad, esa, esa es otra historia... Me enterneces el alma y un lucero como sol, se posa en tu rostro, tus ojos como lunas en cuarto menguante, se sumergen en el océano de tu felicidad, pues a decir verdad, cuando lloras de felicidad, vuelan como mariposas hacia mi tus lágrimas.
No me gusta verte llorar, porque cuando lloras me ablandas los enojos y le pones cerrojo a mis modales de macho y provocas que se me escurra la ternura.
Me gusta verte sonreír, porque cuando sonríes me besas el corazón y si le siguen tus lágrimas, a raudales inundas mi inspiración que sería capaz de escribirte una canción.
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