A quienes se le dio el don de crear, imágenes, música, palabras o versos, están irremediablemente condenados a bregar con la soledad, porque la soledad los trasforma en eternos contempladores, amplifica sus sentidos y les permite escuchar los sonidos inefables del silencio. Serán irónicamente incomprendidos y los pocos que lleguen a ser reconocidos, será hasta después acontecida su muerte, porque los laureles y la pleitesía en vida suele cegarlos, volverlos sordos y provoca que las musas se vuelvan escurridizas.
OxwellL’bucopyright2014
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